El periodista Marcos Medina, asegura que hacer preguntas incómodas y luchar por hacer periodismo de verdad, le ha costado el destierro ordenado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Medina quien al igual que decenas de nicaragüenses desterrados de facto, se enteró por medio de una línea aérea que no podía volver a Nicaragua, asegura que a pesar de la terrible situación que enfrenta, el periodismo “lo trae como un gen”, por lo que buscará la forma de seguir informando desde el exilio.

Medina realizó tres entrevistas que generaron polémica en los últimos dos años, una al polémico presidente del extinto Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), César Zamora; otra al controversial presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Dante Mossi y una última al Cardenal Leopoldo Brenes.

Medina relató en una entrevista a Café con Voz, que fue la entrevista a Mossi la que detonó su salida del Canal 12, de televisión en junio de 2022, cuando los propietarios de este medio de comunicación omitieron una parte donde se referían al tema de los derechos humanos en Nicaragua.

La decisión de Canal 12 se debe al contexto de autocensura de los medios independientes en Nicaragua, a raíz de las represalias de la dictadura contra la publicación de contenidos incómodos al poder.

¿Qué  hacía Marcos Medina en Nicaragua y cómo hacía para ejercer periodismo?

Mi trabajo siempre ha sido público. Yo sabía que existía el riesgo de que no me permitieran entrar a mi país. Pero también afectaron a mi familia.

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No andábamos haciendo reuniones ni cosas políticas, sino por asuntos médicos que salían de nuestras manos.

El riesgo ya lo sabía porque solo por ser periodista podés caer preso, te pueden desnacionalizar.

Cuando estaba en la radio, pensaba que en cualquier momento me podían detener por algo que mal interpretara el gobierno. Mi labor profesional soy yo el que la realiza y yo debo responder, pero por ejemplo, mi hija de seis años no sabe lo que está pasando y tenemos que explicarle por qué ya no puede volver a su colegio, o usar su misma cama. Eso nos desestabiliza emocionalmente.

¿Antes de salir hubo advertencias o señales en tu contra?

No fueron constantes, pero en diferentes circunstancias. Muchas veces no lo dije públicamente porque no sentí la necesidad porque no tenía la evidencia. Pero los vecinos de mi casa son testigos que la policía llegó a buscarme a la vivienda familiar donde yo viví. Los CPC del barrio andaban una foto mía y preguntando si me conocían o qué hacía.

Son tan torpes que le enseñaron la fotografía a un pariente que les dijo donde podían encontrarme. Luego inventaron que mi papá y yo andábamos tirando morteros y no se nada de eso. Mi papá y yo trabajábamos, ¿en qué momento íbamos a hacer eso y para qué?

¿Creés que las entrevistas a César Zamora y Dante Mossi fueron algún detonante para complicar tu situación como periodista?

Al presidente del Cosep, César Zamora, me costó un año conseguirla y en el caso del presidente del BCIE, Dante Mossi, se tardó un poco más de tres semanas en conseguirla.

Yo le planteaba a mi jefe que había gestionado una entrevista y les decía que íbamos a hacer las preguntas necesarias con todo el respeto y toda la ética. No iba a tener a los entrevistados sin preguntarle lo que quería saber la gente.

Estas personas no están acostumbradas a que se le hagan este tipo de preguntas. Yo hago mi trabajo de preguntar e investigar.

¿Estas entrevistas te significaron problemas en cuanto a tu estabilidad como jefe de información en Canal 12?

Antes de mi renuncia en el canal, me llamaron a una reunión cuando cambiaba la línea editorial y me dicen que iba a haber una modificación para no publicar cosas incómodas al gobierno. En ese momento, dije que iba a continuar hasta que fuera conveniente.  Un periodista se frustra si no se puede hacer una pregunta.

La gente pensaba que yo era el que censuraba, pero las decisiones no venían de mi parte. Estaba acatando la instrucción que me dieron y agarrando las críticas de la gente. Esto me afectó hasta mi estabilidad emocional porque no podía dormir.

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La parte de derechos humanos de la entrevista de Mossi no querían que se sacara. Entonces dejé en su disposición la entrevista y me fui. No salí disgustado con ellos.

Siempre donde encontraba la oportunidad de preguntar, lo hacía. Ya las respuestas son otro asunto.

¿Cuál es la diferencia entre la Radio Corporación y el Canal 12?

En la radio había más espacio, porque se abordaban temas de derechos humanos de otra forma. Sabíamos hasta donde se podía realizar ese tipo de publicaciones y sabíamos que si algo no le gustaba al gobierno, me mandaban a traer.

¿Creés que la entrevista con el cardenal Leopoldo Brenes, sobre la excarcelación y posible destierro del obispo Rolando Alvarez, pudo echarle la última palada a esa montaña de molestias que tenían en contra tuya?

Una de las limitantes en Nicaragua es la falta de acceso a fuentes. Después de esperarlo hora y media se tomó el tiempo para contestarnos y decirnos mentirosos. Cuando él dice que eso es pura noticia falsa, yo pensé que me iban a llevar preso porque si la fuente oficial dice que estaba diciendo noticias falsas, ¿qué se puede esperar?

¿Qué pensás hacer ahora?

El gen del periodismo lo traigo. Desde pequeño, hacía cámaras con cajas de cartón. Realmente quien está haciendo periodismo en Nicaragua es por vocación, no porque se esté echando el dinero en la bolsa.

Espero que pueda tener la oportunidad de trabajar en una televisora. Pero ahorita no puedo porque no tengo permiso de trabajo, pero si puedo ejercer a través de Fuentes Confiables, ahora con mayor libertad.

¿Cómo es vivir en un país que convirtieron en una cárcel?

Ningún preso de La Modelo dice que todo está mal, por el instinto de sobrevivencia. La gente dice que está bien, pero la situación está mal. La economía familiar y de la gente está muy mal. Es inalcanzable la comida y ese tipo de cosas también le incomoda al gobierno. Una cosa es ir de paseo y otra es quedarse a vivir ahí.

En nuestro caso, ya teníamos un financiamiento para una casa y no pudimos verla concluida ni poner el negocio que teníamos pensado.

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