El informe de la Policía del régimen que asegura que durante Semana Santa brindaron protección a mil 48 procesiones en todo el país, causó rechazo y burla en Rivas, el municipio sede del Santuario de Jesús del Rescate y a dónde llegan más de 500 peregrinos cada año para despuntar la semana mayor.

“Eso quiere decir que en Rivas descansaron, porque aquí lo prohibieron todo, procesiones, vigilias, nada se pudo hacer”, dijo un católico aún dolido. “Es cinismo eso de proteger, las impidieron”, criticó por su lado una catequista.

Por órdenes de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la policía pasó toda la Semana Santa en las afueras de los templos de todo el país para impedir que los católicos,  sacaran sus imágenes a las calles y pagaran sus promesas como lo hacían miles cada año, durante el periodo cuaresmal, el tiempo del año más importante de la iglesia Católica.

Según la investigadora nicaragüense Martha Molina, como parte de la guerra que le he declarado al clero, la dictadura Ortega-Murillo prohibió unas 3,176 procesiones en 397 parroquias de todo el país, pero contradictoriamente informa que les brindó protección. “¿De quién?¿Las protegía de quién?”, se preguntó otro rivense.

“Prohibición fue irrespeto a la fe”           

La represión que vivió el pueblo católico y creyente del departamento de Rivas fue la misma que vivió el país entero. “Prohibir la salida de un santo, más que una acción represiva, es un irrespeto a la fe”, comentó una promesante de Jesús del Rescate.

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En este municipio, la primera prohibición fue contra las actividades de Jesús del Rescate, en Popoyuapa, el santo patrono de los rivenses. Los fieles solamente pudieron participar el Viernes de Dolores de la solemne eucaristía pontifical.  De forma repentina, autoridades del Santuario Nacional hicieron pública la cancelación de la procesión grande, en la que la venerada imagen sale de la iglesia para recorrer las principales calles del departamento de Rivas.

En Rivas, al menos tres personas fueron detenidas en diferentes actividades religiosas de Semana Santa. Fueron liberados horas más tarde bajo amenazas.

El municipio de Potosí, también sufrió represión por parte de autoridades policiales y seguidores del gobierno en turno. Históricamente, Potosí antes llamado Villa de Potosí, celebra cada año la actividad tradicional de los judíos que se celebra desde hace 60 años.

Se conoció que la policía orteguista, detuvo a dos jóvenes de la comunidad antes de la actividad para informarles que estaba prohibida. Algunas horas más tarde, los detenidos fueron liberados bajo la advertencia para los demás.  

“El pueblo de Potosí disfruta de esta actividad, porque es una tradición muy bonita y de varios años, aquí no podemos decir nada, porque si no vamos presos, los muchachos que participaban de esta actividad tuvieron que correr, para evitar ser arrestados por la policía”, contó un poblador de Potosí que pidió hablar bajo anonimato para este reporte.

En esta actividad cada año participaban jóvenes y niños, los que salían a las calles con coloridos atuendos y cadenas, en representación de la crucifixión de Cristo y la traición de Judas. “Los participantes se lanzaban a las calles en busca de Judas Iscariote, el apóstol traidor que vendió a Jesucristo por 30 monedas de plata”, relató un promesante.  

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“Mientras permanezcan en el país esta familia desalmada, estos genocidas de los Ortega-Murillo, las tradiciones de cada pueblo o comunidad del departamento de Rivas se irá perdiendo poco a poco. Este sandinismo lo destruye todo”, lamenta otro poblador.

Las ilegales detenciones

Las detenciones ilegales de la policía del régimen durante los días santos, también alcanzaron a Rivas. En la comunidad indígena de Veracruz, fue arrestada por unas horas, una coordinadora de la Procesión del Silencio. La mujer de apellido Sánchez, es una destacada profesora del departamento de Rivas.

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La Procesión del Silencio la realizan todos los años, pero fue interrumpida por la policía orteguista quienes sin mediar palabras, detuvieron a la fémina el Jueves Santo. Los pobladores de esta comunidad indígena aseguraron sentirse airados con lo sucedido. “Esto nunca pasó ni con Somoza”, denunciaron.

Otra actividad religiosa que las autoridades prohibieron totalmente fue el tradicional recorrido de “La Yegua Sucia”, que se realiza en el municipio de Cárdenas. Esta tradición consiste en bañar a una yegua de aceite negro, la visten con ropa vieja y recorre las calles de la ciudad con una banda filarmónica. Si se encuentran a un transeúnte, es obligado a montarla o debe pagar una multa económica, que es como especie de penitencia. “Aquí se suspendió la alegría de todo un pueblo, la fe de todo un pueblo”, se lamentaron los rivenses.

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