Voz de América

La breve visita del presidente Joe Biden a El Paso para evaluar la crisis migratoria que enfrenta la ciudad fronteriza, no incluyó una parada en uno de los últimos refugios de migrantes irregulares en el área, quienes se quedaron «con los brazos abiertos» y la esperanza de que el mandatario los escuchara.

«Todos los que estábamos acá esperábamos una respuesta de él y que nos visitara, sin embargo no vino (…) nos dejó con las manos vacías, abiertas para recibirlo, no nos dijo nada, no nos mandó a decir nada. Ahora sí tenemos miedo de verdad, que venga la Migración, nos saque», dijo a la Voz de América el venezolano Jonathan Jiménez.

Jiménez entró de forma irregular a El Paso, tratando de evitar los puertos de entrada y la deportación como consecuencia del todavía vigente Título 42. Junto a decenas de sus compatriotas espera por una solución en la iglesia Sagrado Corazón, uno de los últimos refugios tras las masivas redadas que han dejado a la ciudad limpia de migrantes.

Durante su breve visita de poco más de tres horas, el presidente estadounidense visitó la frontera con la mexicana Ciudad Juárez, conversó con oficiales de Aduanas y recorrió el Puente de las Américas, uno de los puertos de entrada más concurrido de la zona.

En su primer viaje a la frontera desde que asumió la presidencia, Biden dialogó con autoridades y líderes locales, además de visitar un centro federal de ayuda, sin embargo, no se detuvo a hablar con migrantes.

Los críticos del presidente, en su mayoría del partido republicano, consideran que la visita a la frontera se ha producido demasiado tarde y responsabilizan a la «débil política migratoria» del mandatario por las cifras récord registradas en la frontera, donde funcionarios estadounidenses detuvieron a un récord de 2,2 millones de migrantes en el año fiscal 2022 que finalizó en septiembre.

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La cifra incluye a personas que intentaron cruzar varias veces. Cuba, Nicaragua y Venezuela fueron los países que más migrantes aportaron a este conteo, por lo que la administración del demócrata Biden puso en práctica un programa de «parole humanitario», extendido también a los haitianos, que combina cuotas de visas con un reforzamiento en las medidas contra las entradas irregulares.

Mientras, Biden acusa a los legisladores republicanos de no aprobar un fondo adicional de 3.5000 millones de dólares para financiar la ampliación del personal en frontera, así como funcionarios y jueces de asilo “para que las personas no tengan que esperar años para completar sus peticiones”.

Una visita polémica

Apenas tocó tierra, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott recibió a Biden con una carta donde lista cinco recomendaciones para manejar la situación migratoria en la frontera. Abbott, un fuerte crítico de la actual administración y responsable de envíos de buses de migrantes a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, aseguró sin embargo, que estaba «muy contento de que el presidente estuviera» en El Paso.

Representantes de organizaciones civiles y de derechos humanos también recibieron la visita con emociones encontradas. Activistas del área pidieron al presidente que no solo se limitara a visitar las instalaciones oficiales, y pasara por los refugios para ver de primera mano las condiciones de los migrantes.

Otros, como Lydia Guzmán, directora del Comité Nacional de Inmigración de la Liga de los Ciudadanos Latinos Unidos (Lulac por sus siglas en inglés), la mayor y más antigua organización hispana en Estados Unidos, agradecen a Biden por llegar hasta la ciudad fronteriza.

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«Estamos muy contentos de que el presidente viniera a El Paso, simplemente que viniera a El Paso dice mucho de él, dice que él está preocupado por ese tema», explicó Guzmán a la VOA, al tiempo que agregó que la organización está «muy contenta de que las personas puedan aplicar para asilo desde sus países de origen» aunque precisó que el proceso online «debería ser más fácil para quienes no tienen acceso a las tecnologías».

Adelantó que Lulac sostiene conversaciones con la Casa Blanca, dentro de las que ha propuesto una «cumbre en El Paso para explorar la manera en que se pueden encontrar soluciones» a la crisis migratoria actual en la región.

«Este tema de la migración es un tema muy complejo, que tiene muchas partes, pero queremos explorar la causa, averiguar por qué hay un éxodo de los migrantes que salen de sus países y están buscando asilo en este país», dijo la activista.

«Como presos, sin salida»

Antes de saberse la noticia de que Biden dejaba El Paso rumbo a México, para su reunión con el presidente mexicano Andrés Manuel López-Obrador y el primer ministro canadiense Justin Trudeau, los migrantes reunidos en la iglesia Sagrado Corazón todavía mantenían la ilusión de que la caravana presidencial hiciera una parada en el centro de El Paso.

«La mayoría tenemos la esperanza de que llegue y nos pueda brindar un apoyo porque estamos aquí prácticamente presos, sin salida, porque estamos aquí sin poder pasar de esa calle para allá, porque viene la ‘Migra’ y nos agarra», contó a la VOA Víctor Álvarez.

Al comprobar que la visita no se produciría, varios se mostraron decepcionados, aunque dispuestos a seguir luchando por el sueño americano.

«Hay que continuar, si no nos dio solución, hay que continuar, nosotros continuaremos con nuestros propios medios, hasta donde alcancemos a llegar», aseguró Jonathan Jiménez.

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