A 201 años de la firma del Acta de la Independencia de Centroamérica el 15 de septiembre de 1821, Nicaragua no goza de plena soberanía popular, debido a que su derecho a elegir libremente a sus autoridades, ha sido arrebatada una vez más por la dictadura sandinista.
“Una nación es independiente cuando su pueblo es independiente, cuando tiene la capacidad de elegir a sus gobernantes y representantes”, señaló Humberto Belli, exministro de educación nicaragüense en entrevista a Café con Voz.
Belli señaló que desde el inicio, la población nicaragüense no conoció la independencia, planificada por las élites de la época.
“La independencia fue fraguada por una minoría, de espalda al pueblo nicaragüense. Fue producto de una élite y el pueblo humilde no participó en esa decisión y luego fue manipulado por los caudillos”, añadió.
Nicaragua gobernada por la plata y el látigo
Belli recuerda que desde la independencia hasta 1855, Nicaragua se vio inmersa en guerras civiles a raíz de la decisión de caudillos de no entregar la banda presidencial.
“Entre 1821 y 1855, Nicaragua no tuvo un momento de paz. Nicaragua tuvo seis guerras civiles y fue un caos a raíz de la independencia, por lo que William Walker consideraba que con plata y látigo se podía gobernar”, expresó.
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Al respecto, Belli aseguró que Nicaragua, desde su independencia, se ha enfrentado a un retroceso político, llevándola hasta la dictadura sandinista.
“Es una de las cosas más tristes de nuestra historia: ese retroceso a regímenes autoritarios. Si hubo períodos con alternatividad en el poder, pero al menos, los presidentes de la época conservadora, soltaban la banda presidencial”, señaló.
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“Ni Somoza García gobernó tanto tiempo, ni ningún otro presidente. Esta es la dictadura más prolongada en la historia de Nicaragua y con la voluntad de extenderse”, añadió.
Señaló que la producción de tiranías en Nicaragua se debe a la falta de valores de la sociedad.
“Hay pueblos que son más propensos a generar tiranos porque hay irrespeto de la ley, hay indiferencia e indignación ante ciertas conductas inaceptables de los gobernantes. Cuando se dio a conocer el abuso de Ortega a Zoilamérica, este tipo de acusación en otro país, hubiera arruinado la carrera política de cualquier persona”, expresó.
“Si queremos trabajar por una Nicaragua nueva, hay que trabajar por la regeneración moral del pueblo. Una ciudadanía que se deja manipular por beneficios a corto plazo, tiene muy poca resistencia a los tiranos”, añadió.