El Mayor en Retiro del Ejército Sandinista, Roberto Samcam, publicó recientemente su obra “Ortega el calvario de Nicaragua”, en la que recapitula diversos aspectos como la trayectoria armamentista y las fuerzas de choque en el país centroamericano.
La obra de Samcam, disponible en formato digital, revela las transiciones de las fuerzas armadas nicaragüenses desde la dictadura de Anastasio Somoza, la dictadura sandinista de la década de 1980, los tres gobiernos democráticos y el retorno al poder del dictador Daniel Ortega.
Samcam señala que en la década de 1990 se debió realizar una investigación sobre los crímenes realizados por el Ejército Sandinista y la Contrarrevolución, en un conflicto que dejó como saldo más de diez mil muertos.
¿Qué aborda tu obra?
Daniel Ortega ha sido un verdadero calvario para Nicaragua, desde 1979. Cuidado y antes, porque hay gente que dice que fueron limpiando el camino con la dirigencia histórica y que por eso queda él siempre de pie.
Ortega fue capturado, enjuiciado, con asistencia jurídica. Luego, tenés el tema de la guerra, que por ceguera ideológica, nos metimos en una guerra civil, con jóvenes que perdieron la vida y los que quedaron lisiados, no tienen una pensión digna.
El libro, enfoca toda la parte del armamentismo a lo largo de la historia. Empieza con la guerra de Sandino, con una serie de armas que ingresan a raíz de la intervención norteamericana. Luego, tenés el caso de la EEBI, que es la creación de un ejército dentro de la guardia.
En este aspecto, los regímenes fortalecen los ejércitos dependiendo de la amenaza que sienten con una oposición. Entonces, en 1974, Somoza crea la EEBI, con lo que da un salto de calidad enorme.
Luego, viene la lucha por el derrocamiento de Anastasio Somoza, donde el FSLN recibe una cantidad de armas modernas en la creación del Frente Sur Benjamín Zeledón.
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Luego de eso, viene el tercer ciclo, que es la contrarrevolución. La Revolución prepara el ejército más poderoso en toda Centroamérica. La Unión Soviética dio armamento muy moderno, distinto al que da la Federación Rusa a Ortega a partir de 2007.
Luego, tenemos el ciclo de violencia de abril de 2018, usando armamento que provee la Federación Rusa.
¿Se habla de los otros culpables en la década de 1980?
Se aborda algo prohibido en 1980: decir que era una guerra civil. Se vendió la idea de que era una intervención. El libro no escarba en la culpa de los comandantes, y los guerrilleros porque vivíamos una revolución y lo que trato es destacar el hecho de cómo los gobiernos vienen armándose, construyendo estructuras coercitivas más grandes, para cometer crímenes de lesa humanidad.
¿Considerás correcto que se haya aplicado borrón y cuenta nueva en nombre de la reconciliación?
Hay un tema que el libro lo menciona y es que cuando llega al poder doña Violeta, quien únicamente se desarma es la contra. El Ejército se reduce, pero no se desarma. El poder derrotado y el nuevo poder llegan a un acuerdo con la contra, en el que piden que no se escarbe para no encontrar errores de los dos lados, para no revivir viejas heridas.
En mis últimos meses en mi carrera militar en 1990, se habló de un libro blanco. Fue un error no hacerlo. El problema era quien lo iba a hacer. Primeramente se debe hacer desde el Estado, pero si es débil, difícilmente se iba a poder lograr.
Ninguno de los tres gobiernos democráticos tuvo la valentía de hacer un libro blanco. Tenemos todavía la posibilidad de escarbar eso sin caer en el radicalismo.
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¿Cuál fue el momento preciso para hacer ese libro blanco?
El momento más propicio para hacer ese libro blanco fue el gobierno de doña Violeta, porque había organismos de pacificación internacional en Nicaragua y había un apoyo mundial a doña Violeta.
Alemán tenía a la gente en la calle, tenía a la Asamblea Nacional y decidió ver hacia otro lado. Arnoldo Alemán quiso ser un rehén, porque tenía los votos suficientes para procesar a Ortega por el crimen a Zoilamérica Ortega Murillo, hijastra de Ortega.
Si Arnoldo podía o no podía, hay que analizarlo detenidamente. Primero, tenía fuerza en la Asamblea, organización territorial y tenía a la Policía. Esto último, porque después del asesinato del Comisionado Saúl Álvarez, en las asonadas de los Parrales Vallejos, la Policía estaba del lado de Alemán. Se perdió la oportunidad y las consecuencias se están pagando.
El paramilitarismo y las fuerzas de choque están en tu obra, ¿por qué?
Explore el armamentismo y las fuerzas de choque, que viene desarrollándose desde la dictadura de Somoza García. Mucha gente desconoce que los Conservadores eran fuerzas de choque de Somoza.
En el traspaso a Somoza Debayle, aparecen las turbas nicolasianas. Luego, aparecen los famosos CDS y luego aparecen las famosas “turbas divinas”, bautizadas así por Daniel Ortega.
En estas últimas estaban los sindicatos y los estudiantes. A partir de 2007, se convierten en grupos motorizados, que eran personas de la Seguridad del Estado. En el libro, se habla del mecanismo de represión que utilizaban.
Abril rompe ese esquema, porque la masividad de las protestas avasallan a los motorizados y se crean los paramilitares, que es un fenómeno nuevo en Centroamérica. Eso solo se había visto en Colombia, que es el ejemplo más cercano. Con esto, se juntan las fuerzas de choque y el armamentismo.
Primero conforman los mandos, luego dan entrenamiento por parte del Ejército y el primer golpe que asestan es en Carazo, el 8 de julio de 2018. Ahí empezás a ver armamento pesado. Ese armamento viene de la década de 1980 y estaba almacenado en las cercanías de la Laguna de Xiolá.
¿De dónde sale plata para los paramilitares?
Actualmente hay alrededor de 20 mil paramilitares distribuidos en todo el país. La única forma de financiar a paramilitares es con el narcotráfico.
De ahí, el ejemplo de millones de dólares al mes que son incautados, como el del caballo con un saco rojo y con millones de dólares.
Esa plata viene del peaje, le cobran a los narcotraficantes por la pasada en Nicaragua.