No se puede confiar en un tercer diálogo con el dictador Daniel Ortega si no se establecen condiciones como la liberación de presos políticos, el restablecimiento de las libertades públicas, que se cuenten con reglas que otorguen credibilidad al proceso y que se cuente con acompañamiento de embajadores a criterio del exministro de Educación y escritor Humberto Belli.
En recientes de declaraciones al Diario La Prensa, el nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, y Obispo de la Diócesis de Jinotega, Monseñor Carlos Enrique Herrera, aseguró que la Iglesia Católica estaría dispuesta a mediar un nuevo diálogo nacional.
“La Iglesia siempre está proponiendo y opta porque el diálogo sea lo mejor. Si nos piden ser mediadores en ese diálogo, estamos dispuestos a colaborar porque la Iglesia lo que quiere ante todo es un entendimiento, una paz, una armonía, un proceso por el bien de todos, con democracia y con el bien de todos”, señaló Herrera.
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En ese sentido, Belli recordó que en 2018 y 2019 los diálogos con la dictadura no produjeron ningún fruto debido a la falta de voluntad política del régimen.
«En 2019 se hicieron varios intentos de diálogo y no se logró nada. No hay ánimos ni sabemos cuál es la agenda política. Yo pensaba que se iba a robar las elecciones, pero nunca pensé que arrestara a los candidatos, que cerrara La Prensa pero lo ha hecho, a pesar del alto costo que están pagando y el país también”, dijo Belli.
Al respecto, señaló que si el Sector Privado se presta a sentarse a dialogar con la dictadura para legitimarla, este perderá lo poco que le queda de prestigio.
“El sector privado de Nicaragua no es bien visto fuera del país. La ex embajadora Laura Dogu llegó a acusar a los empresarios de estar vendidos al sandinismo. Todos queríamos un diálogo que nos permitiera la libertad, pero hay que ser realistas con todos los obstáculos. Si se plantea un diálogo con la precondición de liberar a los reos políticos y que estén presentes embajadores”, añadió Belli.
Nicaragua debe cambiar su cultura política
A criterio de Belli, en un eventual cambio de sistema político, Nicaragua se debe enfrentar a los obstáculos que ha impregnado la dictadura en el sistema educativo y cultural del país centroamericano.
Belli, durante una entrevista con Café con Voz, aseguró que la dictadura de Daniel Ortega se enfrenta a su fase final, que podría ser la más dolorosa.
“Ortega es un dictador con 70 años de edad. Lo más peligroso de las dictaduras es cuando el dictador envejece. Es posible que él quiera que lo suceda su esposa y luego sus hijos. Hay un sector del Ejército que es profesional y que estoy seguro que no están contentos y que saben que el futuro se les va a complicar en la medida que Ortega siga en el poder”, dijo Belli quien añadió que el sandinismo ha perdido la “mística ideológica”.
No obstante, reconoció que la construcción de los caudillos es un mal que se debe erradicar en la cultura política de los nicaraguenses.
“Tenemos una cultura de buscar al hombre fuerte y una ciudadanía que aplaude a los caudillos. Carecemos de una cultura democrática y nuestro nivel de educación es muy bajo”, dijo Belli.
Al respecto, se mostró positivo al señalar que las nuevas generaciones anhelan un cambio democrático en Nicaragua.
“El sistema autoritario está sumamente desprestigiado. Hay una generación con mucha sed de democracia. Una vez que termine la dictadura ese va a ser un gran problema. Cuando reconstruyamos Nicaragua va a ser importante la educación. Creo que va a haber un cambio, lo peor que puede suceder es que nos desanimemos. Va a brillar la luz, tengo fe que Dios va a escuchar el ruego de los nicaragüenses”, dijo Belli.
Católicos anhelan solidaridad del Papa Francisco
Al ser consultado sobre el profundo silencio de el Papa Francisco ante las violaciones a derechos humanos en Nicaragua, Belli señaló que a su criterio, el Nuncio Apostólico Waldemar Sommertag está informando correctamente a la Santa Sede.
“El Vaticano puede creer que negociando bajo la mesa puede lograr algo. Quizás el retiro de la decanatura del cuerpo diplomático en Nicaragua al Nuncio Apostólico pueda deberse a que el Nuncio dijo algo que a Ortega no le gustó”, expresó.
“La gente está ansiosa de que el papa manifieste su solidaridad con el pueblo de Nicaragua y Cuba. Recuerdo que en 1980 el papa Juan Pablo II envió una carta al Cardenal Miguel manifestando su solidaridad ante una iglesia que estaba siendo asediada”, añadió.