A seis años del ataque del 30 de mayo de 2018 a «la madre de todas las marchas», el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo sigue sus esfuerzos por reescribir los acontecimientos de esa fecha, que culminaron en el asesinato de 19 nicaragüenses que participaban en protestas contra la dictadura.

Esta semana la dictadura anunció la realización de 1.600 actividades relacionadas con el Día de las Madres, que en Nicaragua se celebra cada 30 de mayo.

El 27 de mayo, la vocera del régimen anunció que el 30 de mayo será feriado y el 31 será “asueto a cuenta de vacaciones”, además de informar que 1.500 reos pasarán a régimen de convivencia familiar en esta fecha.

Víctimas de la masacre del 30 de mayo demandan justicia

“Lo damos a conocer con amor para las madres nicaragüenses que tendrán un fin de semana largo para compartir y pasar contentos con nuestra familia. Gracias a Dios, fin de semana largo”, expresó Rosario Murillo, co dictadora.

Sin embargo, esta conmemoración oficial es vista como una burla por las madres de las víctimas de la masacre de 2018.

El fin de semana recién pasado, las madres de las víctimas de la masacre del 30 de mayo realizaron una vigilia en San José, Costa Rica, demandando justifica por la masacre de sus hijos a manos de policías y paramilitares.

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30 de mayo nicaragua
El 30 de mayo de 2018, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenaron la masacre de la marcha de las madres de abril

Intentos por enterrar la masacre del 30 de mayo viene desde 2022

El 18 de mayo de 2022, la Asamblea Nacional, controlada por diputados serviles a la familia Ortega-Murillo, aprobó una ley que declara el 30 de mayo como feriado nacional.

Esta reforma al artículo 66 del Código del Trabajo incluyó el 30 de mayo en la lista de feriados nacionales, lo que fue percibido como un intento de borrar el doloroso recuerdo de la masacre.

“El 30 de mayo no es de fiesta y tampoco es de descanso. Es para seguir alzando la voz y diciendo que las madres no se rinden y exigen justicia”, expresó una de las madres afectadas, subrayando que la dictadura no puede borrar el dolor de los corazones de las madres, quienes seguirán recordando el asesinato de sus hijos.

Un largo camino de sufrimiento

Desde el asesinato de su hijo el 30 de mayo de 2018, muchas madres han tenido que huir del país por temor a represalias.

Algunas se exiliaron en Costa Rica, viviendo con el constante dolor y la incertidumbre que dejó la represión gubernamental.

Las actividades son anunciasas y dirigidas por Rosario Murillo, considerada en Nicaragua una de las madres más ínfames de la historia, por su nefasto papel en defensa de su pareja cuando Zoilamérica Narváez Murillo, su hija, denunció haber sido violada desde niña por el depredador sexual Daniel Ortega Saavedra. En castigo, Murillo desterró a su propia hija y familia y afianzó su papel de rufiana defensora del violador de niñas, Daniel Ortega.

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Celebraciones para olvidar la masacre

El pasado 23 de mayo, Meyling Flores Tapia, del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), anunció una serie de actividades en todo el país para conmemorar el Día de las Madres.

Estas incluyen festivales, exposiciones, ferias, y actividades culturales, que buscan desviar la atención de los eventos trágicos de 2018.

Entre estas actividades se incluyen los casting departamentales de Reinas Nicaragua y la Gala Lírica “Amor de Madre” organizada por el sancionado por corrupción Laureano Ortega Ortega, hijo de la pareja presidencial, a través de la Fundación Incanto.

El Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal (Inifom) también promueve celebraciones en las municipalidades del país, lo que refuerza la estrategia del régimen de transformar una fecha de duelo en una de festividad oficial.

Contexto de derechos humanos en Nicaragua

La situación de derechos humanos en Nicaragua ha sido alarmante desde las protestas de 2018, cuando el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) documentó graves violaciones de derechos humanos, incluidas ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones arbitrarias.

El régimen de Ortega ha sido acusado de utilizar la justicia penal como herramienta de represión política, silenciando a opositores y periodistas.

En este contexto, los esfuerzos por reconfigurar la memoria del 30 de mayo de 2018 son vistos como parte de una estrategia más amplia para consolidar el control del régimen y minimizar la oposición, ignorando las demandas de justicia de las víctimas y sus familias.

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