El padre Uriel Vallejos, párroco residente en la parroquia San Isidro Labrador Vázquez de Coronado en Coronado, Costa Rica, llamó a las fuerzas opositoras nicaragüenses a unirse sinceramente alrededor de «túnica sangrante de nuestra bandera» y a los «Judas»que ya han recibido «sus 30 monedas», dejen de ser motivo de controversias y permitan que otros avancen en el objetivo de liberar al país de la dictadura sandinista.

Durante una misa celebrada a propósito del Sexto Aniversario de la Rebelión de Abril, el sacerdote nicaragüense fue duro y directo con los grupos opositores que luego de seis años no han logrado unirse para de una vez por todas hacer un frente común al régimen sangriento de Daniel Ortega y Rosario Murillo, anteponiendo los intereses de una «rapiña» con fines personales y de grupo; que hasta ha hecho de la lucha una forma de vida, dejando atrás las aspiraciones de la mayoría del país.

«Otro abril, ya van seis y es lo mismo del 2018, el Calvario no cesa y ya hoy no podemos decir que esto es culpa exclusiva del hematófago y vetusto Nerón, no, esto también es culpa de nuestras disensiones cotidianas, de nuestra rapiña, de nuestras falta de empatía con ese dolor de siglos de nuestra patria», dijo el padre Vallejos.

Añadió que si desde hace seis años en que el pueblo se unió en abril de 2018 por defender a los ancianos y a los estudiantes, lo hubiesen hecho por el país, ya se habrían logrado cambios, y estaría andando otros caminos «y no el del Gólgota».

«Es hora de una unidad en torno a la túnica sangrante de nuestra bandera, es hora de la sincera unidad, que los Judas busquen su lugar después de recibir sus 30 monedas y que dejen de ser motivo de controversias. Sino somos capaces de unir, dejemos que otros avancen, pero no pongamos piedras en el camino de una Nicaragua que está casi muerta, busquemos el camino de la resurrección, abramos caminos a la libertad», exhortó el padre Uriel Vallejos que antes de exiliarse era párroco de la iglesia Divina Misericordia, en el municipio de Sébaco, Matagalpa.

Agregó que si bien abril se traduce en el dolor de las «gárgolas» y que en verdad es el mes de la paz, «no es no aquella de los ancianos sin alma, aferrados al poder y al dinero, discípulos de Satanás, sino abril, el mes de la concientización, de la moralización de la patria, de la libertad».

Los traidores de los «250 grupos»

De igual manera el padre Uriel Vallejos pidió que abril, sea el momento que abra los ojos para saber discernir como hace seis años, para no ser ser cristianos indiferentes o tibios, sino determinantemente decididos al cambio, amor a la libertad.

También el padre Vallejos afirmó que en los decenas de grupos opositores, existen traidores que están en una misión de no permitir la unidad. Y mencionó a los que en los años 80¿s cometieron crímenes y que ahora son parte de algunos grupos opositores, generando más anticuerpos que unidad.

«Si Jesús apenas tenía 12 discípulos y uno lo entregó y el otro lo negó, cuantos traidores tendrá mi pobre Nicaragua. Y no del bando al que señalamos tradicionalmente, sino también entre esos 250 grupos que dicen luchar por ella. En sus bocas está la palabra Nicaragua todos los días, es la oración que invocan para ser escuchados, pero en sus corazones esta la ambición, esa que por siglos ha ocasionado guerras, pactos, es lamentable, es como si tuviéramos 250 tribus, cada una con su cacique y cada cacique con la mentalidad de gobernar a todos, bajo el pecado de la soberbia imponiéndose sobre los demás», dijo.

Y citó palabras de San Oscar Arnulfo Romero de 1977 para reforzar sus señalamientos: ‘Hay que combatir el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que alcance a los demás. Hay que volver a encontrar la profunda verdad evangélica de que debemos servir a las mayorías pobres’ y yo le agrego, servir, no servirse de la mayoría para llenar fichas de relatos o listas de asistencias, que sustentan el financiamiento que reciben para sus ONG´s y Fundaciones, que dicen haber creado para trabajar por aquellos que en la realidad no reciben absolutamente nada, ni si quiera las migajas, que tampoco por dignidad merecerían».

El padre Vallejos dijo en la misma línea que «al sufrido, al exiliado, al desterrado o desnacionalizado, al hermano nicaragüense migrante o en su patria viviendo en el temor, en la pobreza, en el desempleo, no merece ver seudopolíticos viajando a lo largo y ancho del planeta, no merece escuchar discursos banales, porque a como dice el refrán popular “entre el dicho y el hecho mucho trecho”.

Quieren la iglesia juegue el papel de políticos y recuerda los 80’s

Y continuó afirmando que «estos posteriormente señalan a la jerarquía eclesiástica, a obispos, sacerdotes, religiosos que estamos callados, con miedo como que fuésemos nosotros consagrados para hacer o vivir de la política. No se engañen, fuimos consagrados para anunciar y denunciar. Y, por el error de esta falsa oposición tuvimos a obispos encarcelados, medios de comunicación censurados, exiliados, entre otros. No vivan del dolor ajeno y con virilidad enfrenten cara a cara el problema.

Es triste saber que hay entre estos opositores gente que carga sobre sí, la complicidad de crímenes pasados, que son coautores de confiscaciones en la época perdida de los años 80, que fueron parte del coro vociferante que irrumpió e irrespetó al Santo Juan Pablo II y que hoy en lugar de llorar como Pedro y pedir perdón, siguen azuzando al desorden, se mueven hábilmente utilizando contextos e influencias para ejercer posiciones a su favor, para jalar agua a su propio molino, como una jauría de mastines, se creen con el derecho de desgarrar la túnica de la pobre patria crucificada».

Las víctimas

«Cuándo van a entender el dolor de la víctima abusada en su dignidad en la cárcel, el sufrimiento injusto de los padres que perdieron a sus hijos hace ya seis años, aún las lluvias no lavan la sangre de Geovany Solvalbarro de 24 años, que lo mandaron a asesinar el 20 de abril en la ciudad de Sébaco, Franco Valdivia en Estelí, la desesperación de Alvarito Conrado por querer respirar sigue siendo la fatiga de muchos nicaragüenses que no soportan el sufrimiento de la pobreza, el desempleo, el miedo, el exilio, es la misma desesperación de la familia de Luis Adalberto López y su hijo de 21 años Bayron Adalberto López, ahogados en el río Bravo en Febrero de este año, mientras algunos grupos luchan como pirañas por devorar en gastos burocráticos una donación financiera, adquiriendo (un Modus vivendi- modo de vida), mientras hay hermanos que venden su casita para irse para siempre de su tierra,  los presos que han quedado en las ergástulas del régimen, algunos siendo torturados desde el 2014 o desde antes, van  quedando en el olvido de las agendas y no cuentan en los foros de hoteles lujosos, ni son mencionados en las sesiones de la ONU, ni de los Congresos, otros con arrogancia de emperadores, deciden quien es visible y quien no, quien es opositor y quien no, quien merece parte de lo recaudado con las fotos y testimonios de las víctimas y quien no, es vergonzoso y hasta asqueroso nuestro actuar cuando no tenemos como prioridad una lucha sin buscar premio, una lucha sin lucro, una lucha sin buscar el poder o la fama», dijo el padre Vallejos.

La esperanza

El sacerdote nicaragüenses dijo que en medio de las dificultades «también somos volcán y Darío, no entregamos la Patria a los imperios, como hoy se la han entregado a naciones comunistas y ateas. Creemos firmemente que Jesucristo es nuestro Rey, que es de María la Nación. Que Cristo resucitará en mi pueblo, en Nicaragua.

«Los ancianos, los “piricuacos” y esbirros pregonan ‘no pudieron ni podrán’ y cuánta razón tienen, porque no pudieron arrancarnos la paz del Resucitado, la gloria de este pueblo, Cristo vive en este pueblo, es el joven, el estudiante, el anciano, el migrante, el explotado», concluyó el padre Uriel Vallejos.

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