Voces en Libertad. Un feligrés jinotegano confió que antes de su secuestro, el padre Cristobal Gadea,  descubrió que una fanática del régimen asistía a sus misas para grabar sus homilías y reportarlas a los represores que este domingo lo secuestraron, igual que a otros dos religiosos más de parroquias de Estelí.

Cuando el religioso lo supo y logró identificarla,  interpeló a la ciudadana para persuadirla del mal que le hacen acciones como esas a la iglesia Católica y a sus ministros, considerados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo como enemigos al que hay que vencer a como sea. 

“¿Para qué me estás grabando?”, le preguntó el religioso a la mujer que en tono violento le respondió que “cumplía órdenes”. El padre calmado le recordó que él no era el que hablaba, que lo que ahí se oía, “era la voz de Dios, de la iglesia”. A la mujer no le importó, reiteró que ella “era fiel y que siempre cumplía con vigilarlo”, porque era la orden que le habían dado. 

La fanática del régimen no se quedó callada en ningún momento. Lo amenazó al decirle que todo lo que había dicho ya estaba “grabado y enviado”. Otros católicos creyeron que solo era un exabrupto de la fanática orteguista, pero días después del incidente, llegaron a traer al religioso. 

“Usan a pobres y miserables de alma”  

El día domingo primero de octubre, el padre Cristóbal Gadea fue secuestrado por  un dispositivo policial que llegó desde Managua. Se lo llevaron en horas de la noche después de presidir la Santa Eucaristía, según confirmaron feligreses de esa parroquia.

“Es lamentable que utilicen a  la gente pobre, porque esa es una señora pobre, ignorante, la que usaron para vigilar al padre y ya ve ahora, el monseñor fue secuestrado y nada sabemos de él”, se lamentó otro comunitario. “Es triste como también la gente se presta a estas bandidencias”, dijo otra ciudadana. 

El padre Cristóbal Gadea es el párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, en el municipio del Cuá, que pertenece a la Diócesis de Jinotega.

Desde hace cinco años la dictadura Ortega-Murillo ejecuta una feroz cacería contra los líderes de la iglesia Católica. El primer sacerdote secuestrado fue Manuel de Jesus García, cura párroco de la iglesia Jesús de Nazareno  de Nandaime de la Diócesis de Granada. Después lo acusaron de un delito común.    

Hasta hace un par de meses, eran nueve los sacerdotes católicos apresados en Nicaragua. Esa cifra en los últimos días aumentó a 12 con el secuestro reciente de los tres sacerdotes del norte de Nicaragua: Iván Centeno de la parroquia Inmaculada Concepción de María del municipio de Jalapa del departamento de Nueva Segovia, Julio Nororis de San Juan de Río Coco y el padre Gadea.

Cuaceños airados 

Un productor de la zona que ha sido histórico colaborador de la parroquia Nuestra Señora de la Merced municipio El Cuá y que solicitó el anonimato, expresó que “aquí la gente está arrecha”. 

Dijo que el padre (Cristóbal Gadea) “nunca se metió en nada, jamás ha sido político, él se dedicaba a la acción evangelizadora, los sandinistas saben el desprecio que se están ganando, porque aquí la inmensa mayoría somos católicos, ellos han cavado su propia tumba, porque aquí jamás volveremos a dar un solo voto a los sandinistas”, sentenció. 

Los diferentes cuadros pastorales han iniciado una jornada de oración por la libertad del padre Gadea en las diferentes ermitas y comunidades de toda esa zona montañosa, donde la detención del primer sacerdote jinotegano ha causado indignación entre la gente. 

¿Venganza contra el presidente de la CEN?

En las fiestas patronales de nuestra Señora de la Merced de la Catedral Matagalpa, el pasado 24 de septiembre el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y Obispo de Jinotega, Monseñor Carlos Enrique Herrera, aseguró que los obispos siguen orando por monseñor Rolando Álvarez, por lo que el secuestro del padre Gadea, puede ser un acto de venganza contra monseñor Herrera, especuló una fuente religiosa.

El padre Gadea es uno de los sacerdotes más influyentes de la diócesis por su alta formación académica. Es especialista en biblia y teología, fungió como Canciller y actualmente era el encargado de la atención al clero de esa diócesis.

El mismo primero de octubre la población reportó presencia de reconocidos fanáticos orteguistas vigilando la parroquia de la Inmaculada Concepción de María en el municipio de Wiwili, Jinotega, donde el padre Gadea, fue párroco durante más de diez años antes de ser trasladado al municipio de El Cuá. Tres sacerdotes secuestrados en las últimas 24 horas

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