El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, durante su homilía dominical, exhortó a los nicaragüenses a no desanimarse ante el aparente triunfo de la injusticia y a no acostumbrarse a la falsa normalidad.

“No nos desanimemos ante el aparente triunfo de la injusticia y de la violencia. No nos acostumbremos a una falsa normalidad en la que reina el miedo y abundan las lágrimas”, dijo Báez.

El jerarca católico señaló que no se debe escoger la resignación, permaneciendo en el amor a toda costa.

“No escojamos nunca la resignación. Permanezcamos a toda costa en el amor que pone a las personas en el centro y sueña y lucha por un mundo mejor”, añadió.

Báez hizo referencia al evangelio de este domingo, del evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35), en el que Jesús “dejó un mandamiento nuevo, amarnos los unos a los otros como él nos ha amado”.

“Quien ama como Jesús, vive aliviando el sufrimiento y secando lágrimas. En la cultura de la indiferencia, donde la consigna pareciera ser “sálvese quien pueda”, quien ama como Jesús hace circular la cercanía y la solidaridad por las venas del mundo”, señaló el jerarca.

Báez: Quien ama se pone del lado de quien sufre

Báez afirmó que en una sociedad en donde los poderosos se imponen con crueldad, como expertos en hacer llorar y producir dolor, quien ama como Jesús denuncia a los que hacen sufrir, se pone del lado de quien sufre”

“Y lucha contra el sufrimiento e introduce consuelo y esperanza en los corazones heridos”, añadió.

Báez expresó que quien ama como Jesús, aprende a mirar los rostros de las personas con compasión, puesto que Jesús estaba siempre disponible para hacer el bien.

“No pensaba en sí mismo. Estaba atento a lo que ocurría a su alrededor, dispuesto siempre a hacer lo que podía”, señaló.

Báez concluyó expresando que amar con el amor de Jesús solo es posible viviendo en íntima comunión con él, abriendo continuamente la vida y el corazón a su amor.

“En la frase “como yo los he amado”, el adverbio “como”, tiene en griego también significado causativo, como si Jesús dijera: Ámense “porque yo los he amado”, “ya que yo los he amado”. Podremos amar como Jesús, solo sintiéndonos amados por él”, expresó.

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