Georgina Vargas Bilwi

Es la frase que Georgina Vargas, periodista caribeña repite ensimismada mientras por su mente las imágenes vienen y van otra vez. “Nunca olvidare como vi caer mi casa, mis ojos lo vieron”, dijo Vargas, comunicadora miskitu que labora como corresponsal para Canal 10, en Bilwi, al medio digital República 18.

La periodista Georgina Vargas expresó el sufrimiento, que vive toda su familia, tras haber sido testigo de dos peligrosos huracanes, el Eta y el Iota, en menos de 15 días; los cuales destruyeron todo a su paso. Este último ciclón, arrasó con la casa y todas las pertenencias de la familia de la periodista.

“Cuando estaba tocando tierra el huracán en la iglesia (Renovada Torre Fuerte) donde yo estaba albergada con mi familia, se llevó el techo y empezó a inundar. Sentí como que en ese momento se iba a caer la iglesia. Sentí como que era el último día de mi vida. Esto no es un juego, es la verdad”, dijo Vargas.

Y a pesar de saber que su familia corría peligro y su casa estaba apunto de colapsar en el barrio Los Ángeles en Puerto Cabezas, la periodista quiso seguir reportando lo que pasaba en el Caribe Norte del país y se fue a documentar el golpe del huracán.

“Entre las cinco y las diez de la noche empezó lo más fuerte. Sentía que una parte de mi mente se puso en blanco, estaba en shock y luego sentí algo que no puedo describirlo con palabras. Era algo feo; sentí unos silbidos fuertes, sentí que donde estaba refugiada se lo estaba llevando. La gente gritando, los niños llorando. Había pánico, era algo tenebroso, era algo terrorífico que uno siente. Era como una película de terror, de esas películas de tsunami”, relató.

Comunidades indígenas desprotegidas desde siempre

De acuerdo con Vargas, su familia de origen miskitu y sus vecinos, no recibieron advertencias de parte de las autoridades del régimen sandinista, además, asegura que la ayuda que ha dado el Estado en los albergues es poca.

El informe preliminar de la Fundación del Río sobre los daños ocasionados por el paso del huracán Iota en Nicaragua, destaca que “El recorrido del huracán Iota generó un impacto directo en al menos 23 territorios indígenas, los que albergan a un total de 294 comunidades, donde habitan unas 147,459 personas. Estos territorios indígenas están clasificados en seis territorios de la etnia Mayangna, 11 de la etnia Miskitu y tres conformados por ambas”.

Muchos de estos territorios ya habían sido golpeados por el paso del huracán Eta de categoría 4, que dejó desbordes de ríos, deslaves e inundaciones y que ahora son doblemente golpeadas.

Un total de 15 Reservas Naturales, incluyendo la Reserva de Biósfera de Bosawás, un Parque Nacional y una Reserva Biológica Marina son las afectadas de acuerdo con el reporte preliminar de Fundación del Río.

En las áreas protegidas de la Costa Caribe Norte, se han identificado 17 áreas impactadas. Esto representa el 23% del total de áreas protegidas y unas 905,031 hectáreas de impacto, lo que representa el 29% de la superficie de las áreas protegidas del país”, destaca el reporte.

Según el testimonio de la periodista Vargas, el paso del huracán Iota marcó su vida y la de su familia y provocó desesperanza en toda la Costa Caribe de Nicaragua, debido a la pobreza y marginación a la que han sido sometidos desde la constitución de autonomía.

“Soy periodista, pero ante todo soy humano. Todo esto nos duele. Iota me marcó la vida, siempre voy a recordar lo que pasó aquí y que mis ojos vieron tanto desastre, que mis ojos vieron cómo se derrumbaba mi casa. Yo tener que ver por toda esa experiencia que no la voy a poder olvidar”, relató Vargas a República 18

A esta dura situación de la periodista Vargas, se acumulan las amenazas de muerte de parte de los partidarios adeptos al régimen sandinista, que han estado en contra de su trabajo de informar el cual ha realizado desde que iniciaron las protestas antigubernamentales en abril de 2018.

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