Bajo el lema “Por un periodismo valiente e imparcial” promovido por la Unesco, hoy, como cada 3 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa declarado en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El lema de este año cabe desde una de las esquinas para el periodismo nicaragüense, y es el de la valentía, porque no se puede ser imparcial viviendo e informando en una dictadura.
A nadie le cabe duda de la gallardía y el coraje del periodismo independiente en Nicaragua, al punto que en los grandes foros ha sido galardonado y lo mencionan como un ejemplo a seguir y una trinchera a defender. Hay una casta de periodistas comprometidos, unidos y enfocados, en la búsqueda de informar siempre la verdad de los acontecimientos, batallando por la libertad de prensa y de expresión, que son pilares de cualquier otra libertad en las naciones democráticas. Es decir, la valentía es una cualidad que luce en el traje que portan los periodistas independientes, como medalla reluciente.
Pero la imparcialidad que es la otra esquina del lema de la Unesco, no es algo que pueda lograrse en un país como Nicaragua, primero por la censura oficial que se venía imponiendo desde el retorno de Ortega al poder en el 2007 y que se agudizó y segundo, porque alcanzó ribetes criminales a partir de abril de 2018, con los directores de la cruel tiranía poniendo al periodismo independiente como un enemigo a destruir a cualquier costo.
Un país no puede pedir prensa imparcial con periodistas asesinados, encarcelados injustamente, redacciones y medios confiscados, periódicos cerrados, periodistas agredidos, exiliados, asediados, amenazados y estigmatizados por un régimen como el de Ortega y Murillo, es imposible informar con el balance que la noticia requiere.
Y en esto último hay un punto en particular, en el que hago énfasis, porque habrá más de un colega que considerará que no es correcto, ser parcial, porque eso nos aleja del trabajo riguroso y profesional, visión que respeto, sin embargo creo que ante tanto cinismo y mentira pública desparramada sin un ápice de vergüenza, lo que corresponde al periodismo es debelarla los más que pueda y sin pensar en notas o historias equilibradas, porque el que busca equilibrio se pone del lado de la dictadura bicéfala instaurada a sangre y fuego en Nicaragua.
Prefiero ser parcial y decir la verdad, antes que equilibrado y dar chances a enfoques o visiones, que oxigenan a los dictadores, que con discursos almibarados, procuran endulzar a la población a la que han masacrado, solo por pedir respeto a sus derechos y libertades.
La libertad de prensa debe defenderse siempre y a cualquier costo y en Nicaragua. La dictadura ha desgastado y dividido a una buena parte de lo que se considera la oposición de Nicaragua, pero no han podido con el periodismo independiente, que tiene un compromiso con la verdad asumido desde antes de abril y que se ha reforzado luego de los actos criminales ordenados en el “vamos con todo”. Este periodismo está firme y digno desde abril hasta la libertad.