Edgar Tijerino. Fallo difícil, pero aceptable, perdió “Chocolatito”. Más rápido, más astuto, con más variantes, muy resistente, ganó “El Gallo”, y no le veo forma a una cuarta pelea. El paso del tiempo y la pérdida de brillo, no son reversibles. Lo saben Durán, Oscar, Pacquiao, Tito, y tantos otros.
Agreguemos a Román…Ahora no podemos hablar de robo porque las opiniones encontradas post-pelea, entre los que como yo, lo vimos ganar por una nariz, multiplicando esfuerzos dentro de lo que podía hacer, como él mismo lo señaló honestamente: “hice lo que pude”, y los que lo vieron perder, son muchas. La decisión, empate y dos tarjetas en contra, en una pelea con varios rounds complicados de juzgar, como la belleza de una mujer o el talento de un escritor, es cuestión de puntos de vista.
Se nos informó mal. “Es la mejor preparación que se le ha visto. Lo verán bien afilado”, y no era cierto. En cambio, Estrada si lo estaba y listo para ofrecer una pelea diferente, manejando con mucha habilidad golpear retrocediendo con frenos súbitos y saliendo con relativa facilidad de las sogas al no poder Román sostener aquellos rallies de disparos que agobiaban a sus adversarios. La noche del sábado el pinolero fue previsible en sus arremetidas y decreció en las frecuencias de golpes. Los mejores asaltos de Román fueron los de en medio, cuando intensificó la presión y pareció estar en capacidad de desarmar al mexicano, pero no fue capaz de darle el seguimiento requerido, y se vió superado en el cierre del combate. Se esperaba un round 12 cargado de furia por parte “Chocolate”, pero lo ganó “El Gallo”.
Ver a Estrada como un blanco móvil y hacia atrás, con los ojos bien abiertos, confiando en su asimilación con cierto descaro, desorientó a Román, haciendo trizas el plan que llevaba. Por eso es que cuando Enrique dice que escuchó decir “acuérdate de lo que entrenamos”, quedó la impresión que fue victoria de la esquina de Estrada, ofreciendo una pelea diferente, muy escurridiza, evitando riesgos mayúsculas, dominando la media distancia y quebrando plan. En esta ocasión, “Chocolatito” no tuvo tiempo ni espacio para improvisar apropiadamente. Se soltó en la parte media del trayecto insinuando poder continuar, pero el fondo físico y velocidad de Estrada, evitaron un giro brusco. Román comenzó lento y terminó lento, no solo de piernas, también de manos. ¿Una cuarta pelea? Le veo poco sentido, incluso en dinero, que no sería mucho.
El retiro, como dejó entrever Román, podría ser una decisión oportuna como la tomada por “Finito” López. El boxeo es terriblemente desgastante, y el legado que deja el nicaragüense como el mejor peleador que las categorías pequeñas han visto, está garantizado y quizás permanezca por siempre.