El obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, afirmó que una iglesia que evita ensuciarse sus pies en la historia, que calla cuando debe hablar y que se maneja en la diplomacia en lugar de proclamar con fuerza la profecía, «no es la iglesia de Jesús».
Báez en su homilía del evangelio de la transfiguración del Señor, hizo énfasis en que el Maestro se llevó a tres de sus discípulos a lo más alto de un monte, para que tuvieran una visión más amplia y profunda, para que vieran lo esencial y lo valioso que esconde lo cotidiano de la vida.
Elevarse por encima de intereses personales o ideológicos
«No es sano vivir solo en la planicie, condicionados por las urgencias de cada día y llenos de miedo por los retos de la realidad. Hace falta tomar distancia de los pantanos del fracaso y la desesperanza. Es necesario elevarnos sobre la llanura de los propios intereses personales o ideológicos que nos hacen egoístas y rígidos», dijo en la iglesia de Santa Agatha en Miami..
«Es necesario liberarnos de una vida rastrera y de una visión miope. Hay que subir al monte de los grandes valores humanos y de la ética, al monte de la fe, de la contemplación y de la adoración», añadió.
Báez dijo que la irracionalidad, la injusticia y la violencia se imponen en la sociedad y todos los esfuerzos por lograr un cambio parecen inútiles. «Al igual que Pedro, Santiago y Juan, también nosotros necesitamos subir al monte y permitir que la luz del Señor Resucitado alumbre las tinieblas de nuestra existencia», dijo el purpurado, quien añadió que «el camino de la cruz no se entiende desde la llanura de la lógica humana, sino solo desde la altura del misterio del amor de Dios».
«El mal y la muerte, no tienen la última palabra»
Báez dijo que iluminados por la victoria pascual de Cristo, la humanidad será capaz de ver la luz que se esconde discreta en cada oscuridad de la vida, «podremos superar nuestros estrechos cálculos humanos y seremos capaces de afrontar la realidad con la confianza de que el mal y la muerte no tienen nunca la última palabra».
En ese sentido, sostuvo que hay que bajar a la llanura de todos los días, en donde «nos esperan siempre los demás, el trabajo cotidiano, las dificultades y el esfuerzo por construir un mundo más justo y humano».
El obispo exhortó a valorar la fe en su dimensión real. «La fe no es un sentimiento barato que nos encierra en nosotros mismos, ni la oración es un refugio egoísta para disfrutar», advirtió.
La iglesia que calla, cuando debe gritar
El obispo Silvio Báez, fue categórico en señalar que una iglesia que calla ante las injusticias y atropellos a la dignidad humana, no merece considerarse una iglesia de Jésús.
«Una iglesia que calla cuando debe hablar, que se repliega cuando debe intervenir, que prefiera la diplomacia a la profecía, no es la iglesia de Jesús», dijo el obispo Auxiliar.
«Una Iglesia aislada de los problemas reales de la gente, centrada en sí misma y recelosa de ensuciarse sus pies en la historia, no es la Iglesia de Jesús», agregó.
Asimismo monseñor Silvio Báez aseguró que «es inútil que la Iglesia suba al monte de la gloria si luego no se agacha para sanar las heridas de la gente en la llanura. La Iglesia sube al monte de la adoración para bajar transfigurada e iluminar con la luz de Jesús las oscuridades del mundo».
La Conferencia Episcopal de Nicaragua, emitió su carta pastoral de Cuaresma el pasado 17 de febrero en la cual pidió reformas electorales y elecciones libres.
Algunos analistas esperaban más contundencia, por la profunda crisis que vive el país en cuanto a libertades públicas y derechos humanos, pero los obispos se se limitaron a esos dos aspectos. iglesia-pide-reformas-electorales-y-elecciones-libres-y-transparentes