Comandante 380

Luis Fley dirigente de la Fuerza Democrática Nicaragüense, FDN, develó en el 30 aniversario del asesinato de Enrique Bermúdez, conocido como el «Comandante 380», el nombre de una persona que llamó con insistencia al líder de la Resistencia Nicaragüense, para que fuera a una reunión de la que no regresó con vida en 1991.

Fley, compañero de armas del 380, señaló por primera el nombre y apellido de la persona que con insistencia le llamó en varias ocasiones para reunirse en el
Hotel Intercontinental, sitio en el que fue aniquilado de dos disparos.

Benito Bravo, el que llamó

Luis Fley conocido también como “Comandante Johnson”, reveló a Café con Voz, que Bermúdez, le había expresado que Benito Bravo, un exguardia somocista, que formó parte de la Resistencia y que luego se plegó al sandinismo de Daniel Ortega, le había insistido para que se vieran en aquella segunda ocasión que había regresado al país, luego del triunfo de doña Violeta.

“Nunca lo he dicho, no lo comparto, es parte de mi archivo histórico, (pero Bermúdez) me dijo una semana antes ‘Benito Bravo me ha estado llamando, quiere reunirse conmigo, yo no tengo nada que hablar con Benito’”, rememoró Fley al recordar las palabras del 380.

“Yo sospecho que quien lo llamó fue José Benito Bravo, ahora yo lo digo porque el Covid-19 se lo llevó (le quitó la vida) y ya no tengo temor a ser asesinado”, añadió .

Este fue Bravo

Bravo conocido como “Comandante Mack” fue vicepresidente del Partido Resistencia Nicaragüense, que luego se alió al Frente Sandinista y terminó su vida siendo aliado, con una curul como diputado suplente en el Parlamento Centroamericano (Parlacen). Murió de Coronavirus en mayo del 2020.

Un artículo del diario La Prensa del año 2001, señala que mientras fueron compañeros de armas Bermúdez y Bravo, tuvieron problemas. A tal punto que se afirma que en febrero de 1984, Mack pidió la cabeza del líder de la Resistencia, acusándolo de inoperante, malos manejos y factor de discordia.

Benito Bravo, «Comandante Mack»

Enrique Bermúdez, un antiguo coronel de la guardia somocista llamado comandante 3-80, dirigió por casi 10 años la Resistencia Nicaragüense que combatió al Ejército Popular Sandinista (EPS) en los años 80, pero no murió en combate, fue asesinado en 1991, después de los acuerdos de desmovilización que obligaba a la Contra a desarmarse.

Bermúdez era un experimentado coronel de la guardia somocista que, al momento de la caída de la dictadura en 1979, era agregado militar de la Embajada de Nicaragua en los Estados Unidos, donde se ganó el respeto de los funcionarios de la Administración de Jimmy Carter (1977-1981). Ese cargo le valió para ganarse la confianza de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que lo comisionó para unificar y dirigir todas las fuerzas militares opositaras al sandinismo.

Fue asesinado el 16 de febrero de 1991 en el parque del Hotel Intercontinental, conocido hoy como Hotel Crown Plaza, cuando este se dirigía a su vehículo luego de haber llegado a ese sitio en el que se supone se reuniría con una persona que lo llamó por teléfono a la casa de su hermana, donde se encontraba hospedado.

Fueron dos disparos certeros, uno de ellos en la cabeza. Hasta este día, éste asesinato goza de impunidad y ninguna administración se preocupó por la investigación, a pesar de haber ocurrido durante la restauración democrática en el primer año de gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, tras haber derrotado a Daniel Ortega, por medio de los votos en 1990 y haber desarmado a los integrantes de la resistencia nicaragüense.

El FSLN nunca lo perdonó

De acuerdo con Luis Fley, quien en la actualidad está activo en la vida política al frente de la FDN, al comandante 380, líder de la contrarrevolución; lo asesinaron por la perdida del poder del Frente Sandinista liderado por Daniel Ortega y otros ocho comandantes con la realización de elecciones libres y democráticas el 25 de febrero de 1990 y por haber aportado para que el Gobierno de Violeta Barrios de Chamoro triunfara en las urnas. humberto-ortega-llama-a-seguir-cohabitando-con-la-dictadura

“Aquí hay una disputa un poco incómoda de que el gobierno de doña Violeta ganó, pero las condiciones las crearon el campesinado y la Contra, para que se realizaran elecciones limpias, libres y transparentes, la perdida del poder de los sandinistas se la achacaron a Bermúdez y como tal, le pasaron la cuenta, no le perdonaron que la derrota en las urnas sufrida el 25 de febrero, fue el resultado de la lucha de miles de campesinos», indicó Fley.

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