Desde arrestos, persecución, amenazas, pintas con la palabra “PLOMO”, así se vivió la represión del régimen sandinista este fin de semana.
La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó el despliegue de más de 14,000 efectivos de la sancionada policía sandinista, en los 153 municipios del país. El régimen usó el lanzamiento del «Plan María”, que da cobertura de seguridad a las festividades de la Purísima Concepción de María en Nicaragua, para asediar a los opositores en el país.
El fin de semana, la persecución en contra de figuras de oposición se masificó tras el anuncio del despliegue policial. El domingo seis de diciembre, el miembro de la Coalición Nacional, Félix Maradiaga, denunció su detención momentánea, que incluyó que lo subieran a una patrulla policial, donde fue fotografiado para luego ser puesto liberado.
De acuerdo con el también integrante de la Unidad Nacional Azul y Blanco, la sancionada policía sandinista lo amenazó de que si no cesaba su actividad política, “iban a tomar represalias”.
Maradiaga agregó que la oposición exige la libertad de los más de 113 reos políticos, para que no pasen la temporada navidad y fin de año en prisión.
Otros de los lugares donde se masificó la represión estatal fue en el departamento de Chinandega, donde jóvenes de la Coalición Nacional e integrantes de esa organización, se reunieron para juramentar a los nuevos miembros.
La reunión se tuvo que cancelar debido a que la presencia policial aumentaba y amenazaba con irrumpir a la fuerza la sede de la reunión. A este asedio se sumó la complicidad de paramilitares, quienes tomaron fotografías y vídeos a los jóvenes opositores.
Otra de las asediadas fue la abogada María de los Ángeles Montalván, hermana de crianza del preso político Wilfredo Brenes de Masaya. A la casa de esta defensora de derechos humanos llegaron a pintar la frase “Plomo”, que usan los fascistas partidarios del régimen sandinista.
Freddy Navas, integrante del Movimiento Campesino, fue otro de los que sufrió asedio de parte de los uniformados de Ortega y Murillo, así como Miguel Mora, a quien no le permitieron salir de su casa.