Analistas advierten que la cultura política nicaragüense favorece a caudillos

Managua, 15 sep (EFE).- Dos sociólogos y un doctor en Ciencias Políticas de Nicaragua advirtieron, en declaraciones a Efe, que la cultura política nicaragüense favorece la aparición de «caudillos» por sobre programas o el mismo partido político, y, según una firma encuestadora, ese fenómeno no será la excepción en los próximos comicios.

Ese fenómeno, según explicó el sociólogo Manuel Ortega Hegg, forma parte de la cultura política tradicional popular de Nicaragua que suele darle mayor peso al candidato que al programa y al partido, en la que la figura del candidato debe convencer y dar confianza al electorado de que gobernará para las mayorías.

Esa cultura política, advirtió el también investigador y escritor, es proclive al caudillismo en algunos sectores, y no siempre ha sido democrática en los 199 años de historia republicana de Nicaragua.

«Sin embargo, cabe indicar que los estudios muestran que, a la par de la anterior, hoy existe una nueva cultura política en una buena parte de la población que propugna por un candidato fuerte y firme, pero democrático», consideró.

CAUDILLOS: UNA CULTURA POLÍTICA «PERSONALISTA»

Según la última encuesta de la firma costarricense CID Gallup, un 24 % de los nicaragüenses simpatiza con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), mientras que la oposición organizada solo atrae al 12 % de los nicaragüenses aptos para votar.

Hay un 64 % de indecisos o sin preferencia partidaria, que son los que inclinarán la balanza en las elecciones generales previstas en noviembre de 2021.

Por tanto, de acuerdo con ese estudio, al no haber un partido de oposición con un número significativo de seguidores, «esto hace indicar que será más importante el candidato que la bandera que represente en los próximos comicios presidenciales».

En el caso de los sandinistas su único candidato presidencial ha sido, desde 1984 a la fecha, el actual mandatario Daniel Ortega.

Para el sociólogo e historiador Humberto Belli, ese fenómeno se debe a que la cultura política local ha sido muy personalista, y que «la mayoría del pueblo no sigue programas ni plataformas de Gobierno, sino a personas».

«Esto ha favorecido la aparición de caudillos y restado protagonismo a los partidos y hasta a sus propias ideologías», anotó Belli, que fue ministro de Educación durante la Administración de Violeta Chamorro (1990-1997).

UN SISTEMA POLÍTICO «TIESO Y DECADENTE»

Para el nicaragüense Humberto Meza, doctor en Ciencias Políticas e investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro, ese fenómeno ocurre en Nicaragua porque el sistema político «se tornó tieso y decadente, incapaz de mejorar su papel de formación política, distanciado de los ciudadanos».

«Perdieron su horizonte ideológico, y eso fue lo quedó justo en evidencia con 2018 (cuando estalló una crisis social). Es prácticamente imposible reconstruir ese sistema partidario en poquísimo tiempo», valoró.

Ese escenario, dijo Meza, plantea un dilema de cara a los próximos comicios, y es que si bien la ciudadanía desconfía de los partidos políticos, hasta el momento son los únicos actores que van a elecciones en toda democracia occidental y a través de los cuales se buscan las salidas institucionales, que son menos costosas que una salida violenta.

«No se trata de botar al niño junto con el agua de la bañera. Seguimos necesitando de los partidos políticos si queremos jugar a democracia. La cuestión es qué tipo de partidos queremos consolidar. El momento de reconstruir tal sistema y hacer que tales actores regresen a la ciudadanía es justo ahora», señaló.

Nicaragua tiene previsto celebrar elecciones nacionales el 7 de noviembre del 2021.

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