Bautista Lara

Managua, 1 sep (EFE).- El dictador Daniel Ortega nombró al exsubdirector de la Policía sandinista, Francisco Javier Bautista Lara, como nuevo embajador del país ante el Vaticano, en medio de tensas relaciones entre la Iglesia católica nicaragüense y el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Bautista Lara, que fue fundador de la Policía sandinista en 1979 tras el derrocamiento con las fuerzas de las armas de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, fue nombrado en ese cargo por Ortega mediante un acuerdo publicado este martes en el Diario Oficial, La Gaceta.

«Nómbrese al compañero Francisco Javier Bautista Lara en el alto cargo de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Nicaragua ante la Santa Sede», señala el acuerdo presidencial.

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El comisionado general en retiro, que también es escritor, reemplaza en el cargo a Karol Suyén Paguaga Estrada, quien estuvo en el puesto durante 46 días y fue destituida por Ortega.

Bautista Lara, de 60 años y que realizó estudios especializados de policía en Bulgaria, España, Estados Unidos, Francia y Taiwán, pasó a retiro de la Policía en abril de 2005 por orden del entonces presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños.

El exsubdirector de la Policía calificó entonces de «forzoso», «ilegal» y «arbitrario» su retiro y que Bolaños lo sacó de la institución por ser pariente del entonces alcalde de Managua Dionisio Marenco, un sandinista recién fallecido.

Escritor y consultor

Con el retorno de Ortega al poder en enero de 2007, Bautista Lara, autor de la novela «Rostros ocultos», se dedicó a la literatura y a consultorías en temas de seguridad ciudadana en las que, generalmente, coincidía con las posiciones del Gobierno sandinista.

Tras la crisis sociopolítica que estalló el 18 de abril de 2018, Bautista Lara defendió la reacción del Gobierno y la actuación de la Policía que silenciaron a la fuerza las manifestaciones, que dejó cientos de muertos y de detenidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio.

Las relaciones entre la Iglesia católica y los sandinistas, que han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 41 años, se han tensado a raíz de la reciente quema de la venerada imagen de Sangre de Cristo en una capilla de la Catedral de Managua, la cual estuvo precedida de una ola de profanaciones contra templos en toda Nicaragua.

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Las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno, que fueron tensas durante el primer régimen sandinista (1979-1990), se habían vuelto a enfriar tras el estallido social de abril de 2018.

El dictador Ortega calificó de «golpistas» a los obispos y los acusó de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo, a raíz de ese estallido social.

Desde entonces, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) asegura que la Iglesia católica ha sufrido 24 ataques y ha responsabilizado al Gobierno, que ha guardado distancia de esos señalamientos.

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