Los diputados al servicio de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, prohibieron la doble nacionalidad a los nicaragüenses, al aprobar una reforma constitucional parcial que establece que los nicaragüenses de nacimiento “perderán su nacionalidad al adquirir otra nacionalidad”.

La reforma aprobada por 91 serviles del régimen y que para su entrada en vigor requerirá de una segunda votación favorable en la próxima Legislatura, establece en el artículo 23 que «las y los extranjeros pueden ser nacionalizados, previa renuncia a su nacionalidad originaria».  

Únicamente los ciudadanos centroamericanos de nacimiento, residentes en Nicaragua, podrán optar por la nacionalidad nicaragüense sin perder la de su país de origen. De este artículo, se eliminó el enunciado: “En los casos de doble nacionalidad se procede conforme los tratados y el principio de reciprocidad”.

Nacionalidad sujeta a «lealtad»

Ortega y Murillo también mandaron a cambiar el artículo 25, el cual tablece que «la nacionalidad nicaragüense se perderá al momento de adquirir otra nacionalidad», elimando por completo el reconocimiento de doble nacionalidad para los nicaragüenses nacionalizados en otros países, como ocurría hasta ahora.

Esta reforma, además, condiciona la nacionalidad nicaragüenses a un parámetro subjetivo de «lealtad». No se trata de un trámite administrativo, dicen.

«La nacionalidad no es un trámite administrativo, sino un pacto sagrado de lealtad. Quienes adquieren otra nacionalidad y juran lealtad a un Estado extranjero, rompe el vínculo jurídico y moral con Nicaragüa. No puede existir doble fidelidad: la patria exige compromiso exclusivo», alegan los codictadores en el fundamento de esta reforma a la Constitución.

Venganza y más venganza contra exiliados

«Por ello, existen Estados soberanos que no permiten la doble nacionalidad. Nicaragua, en ejercicio de su soberanía, debe garantizar que su ciudadanía no sea instrumentalizada por intereses foráneos o contradictorios», agregaron .

Según Ortega y Murillo, «esa medida reafirma que ser nicaragüenses no es un título, sino un acto de entrega a la defensa de la independencia, soberanía y autodeterminación», y «quien elija otra bandera, renuncia voluntariamente a su lugar en la patria de Sandino, única, indivisible y revolucionaria».

Esto revela la motivación represiva y venganza política en la enmienda aunque con ella no afecta únicamente a la disidencia forzada al exilio a partir de 2018, sino a los propios sandinistas desde altos funcionarios hasta simpatizantes.

La reforma fue aprobada de forma expedita y a mano alzada por los 91 diputados que integran el Parlamento durante una sesión especial celebrada, la tarde del 16 de mayo de 2025, en el municipio de Niquinohomo, Masaya, en conmemoración al 130 aniversario del natalicio del héroe nicaragüense Augusto C. Sandino (1895-1934).

Durante la sesión, el diputado sancionado Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional, calificó de “absolutamente democrático” eliminar la doble nacionalidad a los nicaragüenses.

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