En la lista de 54 funcionarios de la dictadura y actores vinculados al régimen señalados por el grupo de expertos de la ONU como responsables de graves violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, figuran dos excoordinadores de la Juventud Sandinista: Milton Ruiz García y Pedro Amilkar Orozco.
Ruiz ocupó el cargo de coordinador nacional entre 2016 y julio de 2022. Por su parte, Orozco fue coordinador departamental en Managua hasta 2018 y dirigió los grupos de choque durante las protestas de ese año. Aunque oficialmente dejó su cargo, el informe señala que Orozco continúa liderando la organización de forma encubierta, con comunicación directa con Fidel Moreno, secretario de organización nacional del Frente Sandinista.
Bajo las órdenes de Murillo
La Juventud Sandinista bajo el control directo de la codictadora Rosario Murillo ha dejado de ser una simple organización de movilización juvenil para transformarse en una estructura «paraestatal» que ha ejecutado crímenes de lesa humanidad. Así lo revela el más reciente informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua de la ONU, coocido como Ghren, por sus siglas en inglés.
“Testimonios de exmiembros de la Juventud Sandinista analizados por el Grupo de Expertos indican la transformación progresiva (…) en una red paraestatal que participó, y sigue participando, en abusos de derechos humanos como ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, torturas, amenazas, hostigamiento y vigilancia sistemática de la población”, detalla el informe.

Según el documento, la organización también ha estado involucrada en el reclutamiento de nuevos paramilitares y ha recibido entrenamiento y armamento del Ejército y la Policía, con el objetivo de ejecutar operaciones de inteligencia y acciones represivas.
Los integrantes de la Juventud Sandinista juegan un rol clave dentro de los denominados «grupos de choque», que actúan especialmente durante protestas contra el régimen. Desde el estallido social de 2018, estos grupos han sido responsables de agresiones físicas a manifestantes y han ejercido vigilancia en comunidades, universidades y barrios.
El informe subraya que la Juventud Sandinista ha sufrido una reestructuración profunda desde 2018, colocando al frente a personas leales a Rosario Murillo. “Murillo ejerce un control absoluto sobre la organización, dictando directamente sus estrategias y relegando a los coordinadores a funciones meramente operativas”, concluye el Grupo de Expertos.
La instrumentalización del sistema educativo
Otro de los hallazgos del informe es la instrumentalización del sistema educativo por parte de la Juventud Sandinista para adoctrinar y controlar a estudiantes y docentes.
En el ámbito universitario, la organización actúa a través de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), la cual supervisa la actividad política de los estudiantes, moviliza forzosamente a jóvenes a actos del régimen y condiciona el acceso a beneficios estudiantiles según la lealtad política.
En secundaria, la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES) cumple un rol similar, promoviendo programas ideológicos como Creciendo en Valores y vigilando a docentes y estudiantes críticos al régimen.