El veterano periodista de sucesos en el diario La Prensa, Anuar Hassan, quien fue esposo de la criminal Rosario Murillo, murió el sábado en un hospital de Managua, tras sufrir un paro cardíaco, informaron fuentes familiares.
Hassan, según publicó La Prensa, padecía Alzheimer, fibrilación auricular e insuficiencia renal crónica, lo que provocó el paro cardiaco que lo rindió a la muerte.
Como periodista laboró como periodista de sucesos en varios periódicos, como La Prensa, La Tribuna, Barricada y Novedades, y es el autor de dos volúmenes de “Grandes crímenes del siglo XX en Nicaragua”.
Era hermano de Moisés Hassan, quien fue miembro de la primera Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de los años ochenta y ahora se encuentra en el exilio.
La historia con la tirana Murillo
Hassan se casó con lavocera de ña dictadura Rosario Murillo y procrearon un hijo que murió en el terremoto de Managua de 1972. El matrimonio no duró mucho. En el 2013, cuando Rosario Murillo ya se perfilaba como una tirana, Anuar Hassan brindó fuertes declaraciones a la revista Domingo, de La Prensa, en las que aseguró que Murillo no tenía preparación diplomática ni política.

«Lo que estudió fue para ser una ama de casa, tener buenos modales, saber poner la mesa. Eso es lo que estudió. Ella no sabía nada de política. Nada de nada hasta que entró en contacto con ciertas fuerzas aquí… y claro, se puso a leer», dijo Hassan.
Zoilamerica Ortega Murillo, hija de la segunda al mando de la dictadura recordó con mucho cariño el paso de Hassan por su vida de infante, pues llegó a verlo como su papá biológico. «Si algo tengo como lección en mi vida, es dar las gracias. Gracias a Anuar Hassan. Gracias al único hombre al q llame papá en mis primeros ocho años. El estuvo casado con mi madre. Creí q era mi padre biológico hasta q a los ocho años supe la verdad. Y no lo podía creer! Porque a pesar de q no recuerdo mucho haber vivido con él, Anuar siguió visitandonos, chineándonos y atendiéndonos», escribió en su cuenta de Facebook.
«Amó a mis abuelos, en particular a mi abuelito Teodulo al que le llevaba ratos de carcajadas y llanto escuchando tangos, hasta cerca de su muerte. También conoció a mis hijos antes que mi propia madre. Gracias Anuar porque a pesar del abuso que viví, esos tiempos de ternura, antes del infierno, se volvieron joyas en mi memoria para no apagar mi capacidad de amar. Abrazo a los que le cuidaron hasta el fin de sus días. No tuve tiempo para agradecerte lo necesario. Pero honrrare tu legado en mi ser, y en tu valiosa creación periodística», añadió.