El padre Marcos Somarriba, párroco de la Iglesia Santa Agatha, afirmó éste domingo que «no existe estado, dictador, opresor o persona que tenga la capacidad para ostentar el trono de Dios», a propósito del pasaje del evangelio sobre los 40 días de Jesús en el desierto y las tentaciones del diablo.
Somarriba calificó de «sobrecogedor» el realoto, porque en el desiero se puede escuchar la voz de Dios, pero se puede sentir también la atracción de fuerzas oscuras que nos alejan de él.
Las trampas una a una
En la primera tentación, Jesús se resiste a utilizar a Dios para convertir las piedras en pan. «Lo primero que necesita una persona es comer, pero no sólo de pan vive el hombre. El anhelo del ser humano no se apaga alimentando su cuerpo. Necesita mucho más. Precisamente, para liberar de la miseria, del hambre y de la muerte a quienes no tienen pan, hemos de despertar el hambre de justicia y de amor en nuestro mundo deshumanizado por satisfechos egoístas», dijo Somarriba.
La segunda escena es «impresionante», dijo el sacerdote. Jesús está mirando el mundo desde una montaña alta. A sus pies se le presentan todos los reinos con sus conflictos, guerras e injusticias. Ahí quiere él introducir el reino de la paz y la justicia de Dios. El diablo, por el contrario, le ofrece el poder y la gloria si se le somete.
«Los secuaces del diablo, malos gobernantes y maltratadores de su propia gente hoy han caído en las garras del diablo cediendo a sus tentaciones del poder mal habido y la gloria autoproclamada y autofinanciada. Estos que al contrario de Jesús se han rendido y sometido al diablo ante las ofertas temporales que pasan y acaban en el polvo de donde han sido sacados, son arrastrados por la ambición desmedida y el poder a la fuerza que mantienen a base de la violencia solo acarrean sangre, sufrimiento, dolor y muerte», explicó.
En ese sentido aseguró , Somarribaque hay que tener claro que a la única altura a la que Jesús subió fue a la altura de la cruz y desde ahí no conquistó reinos ni creo conflictos, guerras o cometió injusticias, sino que desde la altura de la cruz instauró el Reino de su Padre, un reino de justicia y paz, un reino de perdón y compasión, es decir, Jesús venciendo las tentaciones del maligno es modelo de fidelidad a Dios para sus discípulos y para toda la humanidad.
Por último, en lo alto del templo, el diablo le sugiere a Jesús buscar en Dios seguridad. Podrá vivir tranquilo, sostenido por sus manos y caminar sin tropiezos ni riesgos de ningún tipo. Jesús reacciona: «No tentarás al Señor tu Dios», respondió el Mesías.
«Es diabólico manipular la religión como un sistema de creencias y prácticas que dan seguridad, lo cual es norma y rutina en todos los que se han rendido a las artimañas del diablo y a su agenda destructiva», dijo Somarriba en clara referencia a quienes hablan de Dios, pero que hacen el mal todos los días.
«No se construye un mundo más humano refugiándose cada uno en su propia arrogancia y ambición desmedida. Los que luchan por ser fieles a Dios luchando por no ceder ante el maligno son gente humilde y empática, compasiva que su norte es servir y servir para el bien a ejemplo de Jesús», añadió.
Dios en medio del caos humano
Somarriba indicó que Dios en Jesús se mete en medio del caos de la humanidad en busca de darnos paz. «Jesús es empujado por el Espíritu en medio del desierto humano, el desierto del sufrimiento de cada uno de nosotros y nuestros pueblos que, hace ya muchos años y hace pocos años hemos y han sido empujados por los poseídos por espíritus malos, secuaces del diablo, que como responsabilidad debieran de hacer de un pueblo un vergel y no una propiedad privada, un lugar donde vivamos en paz, sin los peligros que asedian, persiguen, encarcelan y matan al pueblo de Dios», dijo.
«Estos satanás encarnados que siembran el terror-añadió- tientan para dividir, separar y desviar de los caminos de Dios. Por este motivo persiguen a la Iglesia de una forma cruel y cínica».
Asimismo expresó que los discípulos del diablo no se han percatado que en medio de ellos hay uno que les ha vencido ya, es Jesús que inspira a un pueblo a que siga venciendo las tentaciones de los malignos discípulos de satanás que se han adueñado del camino de la vida de los hijos de Dios.
Cuidado con las voces falsas
De igual manera el padre Marcos recordó que las tentaciones son una voz distinta a la de Dios, que seducen a través de todos los corruptos medios. «La tentación nos engaña y nos arrastra alejándonos de Dios, esto es lo que hacen los demonios modernos disfrazados de mesías falsos que nos quieren hacer creer que solo ellos nos llevarán a puerto seguro, a más victorias que solo les benefician a ellos y a sus secuaces, creando la ilusión y la falacia que el pueblo manda», dijo.
«Las tentaciones a las que nos ponen delante nos invitan a apartarnos de la voluntad de Dios y a seguir otros caminos más seductores, creen que pueden comprar conciencias, voluntades y servilismo», sostuvo.
Y afirmó entpnces el padre Somarriba que la tentación más peligrosa es querer y llegar a pensar que se puede reemplazar a Dios,»y no existe estado, dictador, opresor o persona que tenga la capacidad para ostentar el trono de Dios, estos no son ni siquiera capaces de subirse a las alturas de la cruz, pero si crucifican a quien se les antoja, se encaraman por lo alto del templo para doblegar, dominar y destruir. Hay personas que hasta hoy en día que demuestran que sus pensamientos no son como los de Dios, aunque se llenen la boca con palabras bíblicas y proféticas».
«Se nos relata -añadió- que Jesús estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían, en el desierto Dios se hace presente y a través de la historia hemos sido testigos que Dios alimenta (el mana), calma la sed, hace brotar agua de la roca, de lo más duro y seco saca la vida, el desierto es un lugar de muerte en el que Dios hace posible la vida, así nuestros pueblos que viven en la aridez y la violencia del desierto gobernado por las serpientes y escorpiones en turno, un día recibirán la vida que Dios produce desde lo más profundo de la nada del desierto».
Y concluyó señalando que Jesús es el único que ha podido y puede restaurar la armonía de la naturaleza rota por el pecado, por lo tanto, cada uno, cada pueblo no puede perder la esperanza que Jesús vence al demonio, libera de las tentaciones y restaura la paz, la armonía, que el demonio o los demonios que hoy hacen sufrir al pueblo peregrino de Dios. «Hay que estar claros que no son dueños de nada, son altaneros, bocones y falaces, llenos de mentiras, engaños y de falsedades está llena su boca, ofreciendo lo que no es suyo, lo mal habido, conseguido a la fuerza y engaño como lo es su líder e ídolo, el diablo mismo, el diablo se presenta como dueño y señor de todo, pero es mentira, nada tiene y nada es de él», finalizó.