El obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, brindó una entrevista en la cual compartió parte de lo vivido en sus días de cárcel y su proceso de recuperación, luego de un año de haber sido desterrado por la dictadura sandinista.
«Siempre pensé y creí en mi libertad. El cuándo, no lo sabía, pero siempre esperé en salir libre, siempre creí en mi liberación. Insisto en que lo que me sostuvo fue la oración», dijo Álvarez en la entrevista con Eternal Word Television Network, EWTN.
El obispo nicaragüense estuvo 17 meses detenido en su país, primero bajo arresto domiciliario y luego en la cárcel, acusado por el régimen de Daniel Ortega de “conspiración” y «traición a la patria», entre otros delitos, por los que se le condenó a más de 26 años de prisión.
Álvarez contó que cuando fue trasladado al aeropuerto de Managua para ser desterrado por el régimen rezó el Credo, porque «por mi fe sufrí esta experiencia (la cárcel)».
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Dijo sentirse contento en Roma porque siempre que estuvo detenido pensó que a la hora de la liberación, después de Nicaragua, en la mejor ciudad en la que podía vivir «es la eterna», porque está cerca de Pedro y eso le ha permitido renovar su fe.
¿Cómo se siente a un año del destierro?
«En un lenguaje de cuantificación, yo vine (a Roma) en menos cero, menos cero en todas mis capacidades psicológicas, psiquiátricas, emocionales, afectivas, sentimentales, morales, espirituales, físicas, somáticas. Ahora, un año después puedo decir que estoy en un 90% recuperado», dijo el obispo.
Álvarez afirmó que no se siente exiliado, sino como parte de la diáspora, además se reafirmó en sus cargos y envió un mensaje de esperanza a su pueblo.
“Yo no me siento exiliado, sino liberado y en la diáspora. En la diáspora siempre crece la fe y se fortalece la esperanza”, dijo el obispo de Matagalpa.