El padre Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Agatha en Miami, llamó el domingo a hacer esfuerzps para ayudar a aquellos que están ciegos a la injusticia que los rodea ya que a menudo, la opresión funciona en las sombras, y la misión es iluminar esos espacios oscuros para que todos puedan ver la verdad.
Basado en el pasaje profundo y desafiante del libro de Lucas, Somarriba recordó que Jesús, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura donde estaba escrito:»El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.»
Somarriba dijo que lo que hace Jesús es muy significativo porque llegó entró, se levantó, se sentó, pasó entre ellos y se fue.
«También los nazarenos, sus compatriotas se levantan, pero para atraparlo, hoy también hay compatriotas que se levantan y alzan sus ataques contra el mismo Jesús encarnado en el pueblo, en cada hermano y hermana que se levanta para anunciar y denunciar las violaciones deshumanizantes que se cometen contra un pueblo que solo ansia lo que Jesús trae: liberación de una pobreza impuesta, un cautiverio/exilio forzado, una ceguera involuntaria a base de amenazas y un encarcelamiento injusto y cruel, claro contraste», dijo el sacerdote.
«Jesús se levanta para leer, hasta hoy los hombres se levantan para alejarlo, expulsarlo y violentarlo con un silencio impuesto bajo las armas y bajo la violencia», añadió.
Rechazado por los suyos
El padre Marcos Somarriba, dijo que el evanvelio señala que “los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él”, pero que terminó en rechazo, porque sus compatriotas no ponen sus ojos en la verdad y la justicia que Jesús proclama y reclama; ponen sus ojos en como silenciar y apagar esa luz que sale de la boca del ungido de Dios que ha sido enviado a actualizar la voluntad de Dios: «restaurar y rescatar a su pueblo que se encuentra una vez más en la cloaca fruto de los miserables, arrogantes ciegos de verdad que no les interesa ver más allá de sus planes maquiavélicos que han engendrado dolor, pena, sufrimiento y muerte».
Asimismo el padre Somarriba dijo que lo ocurrido no es solo un resumen de la misión de Jesús, sino también una poderosa llamada a la acción, especialmente en el contexto de la justicia social y las injusticias que actualmente enfrentan en tantos lugares en este mundo.
«En el contexto actual, donde muchos enfrentan la pobreza y la opresión, este llamado se convierte en un imperativo moral para todos que somos la Iglesia», dijo Somarriba.
Liberación doble es lo que promete Jesús
De igual manera dijo que la liberación que Jesús promete es doble. En primer lugar, se refiere a la liberación espiritual del pecado, pero también incluye la liberación de la opresión política y social. «En nuestros países donde las dictaduras han llevado a muchos a prisión, a la desaparición o al exilio, esta liberación es urgente y necesaria», afirmó.
«Este es un llamado a ser valientes. Nos invita a alzar nuestra voz en solidaridad con aquellos que están cautivos, a abogar por sus derechos y a luchar contra la injusticia», agregó el párroco de Santa Agatha
Recordó que Jesús no solo se preocupa por lo físico, sino también por la ceguera espiritual. En un mundo donde las verdades se distorsionan y la justicia es manipulada, hay mucho que sanar a través de la luz de Cristo.
«Hay que sanar la ceguera producida por la arrogancia, el poder y la riqueza mal habida.
Preguntémonos cómo podemos ayudar a aquellos que están ciegos a la injusticia que los rodea. A menudo, la opresión funciona en las sombras, y es nuestra misión iluminar esos espacios oscuros para que todos puedan ver la verdad», animó.
La realidad de las dictaduras nos confronta
Somarriba explicó que la mención de los oprimidos resuena poderosamente en el actual contexto. «La realidad de las dictaduras modernas, con sus actos violentos contra aquellos que buscan justicia y paz, nos confronta. Muchos sufren en silencio, denunciados, perseguidos y silenciados», recordó.
«En la proclamación de Jesús, somos llamados a ser agentes de esa libertad. Nosotros la Iglesia tenemos una voz que debe ser levantada en contra de la opresión y la injusticia. No podemos permanecer callados mientras nuestros hermanos y hermanas sufren. Nuestra fe debe traducirse en oración y acción», aseguró.
«Hermanos y hermanas, la misión de Jesús nos desafía a encarnar su mensaje en medio de un mundo que se enfrenta a la deshumanización, a la injusticia y a la opresión. En nuestros pueblos, donde muchos sufren, nosotros la Iglesia debemos levantar nuestra voz, ser luz en la oscuridad y reflejar el amor y la justicia de Dios», concluyó.