El expresidente de El Salvador y prófugo de la justicia de su país Mauricio Funes, falleció este martes a los 65 años de edad en Nicaragua, donde se encontraba asilado, «como resultado de su grave dolencia crónica», según informó la dictadura sandinista.
«Por este medio(se) cumple con informar que, desafortunadamente, el paciente ciudadano Carlos Mauricio Funes Cartagena, expresidente de El Salvador, con residencia en nuestro país, ha fallecido esta noche, a las 21:35 horas (03:45 GMT del miércoles), como resultado de su grave dolencia crónica», indicó el régimen a través de un comunicado.
Además detallan que a solicitud de sus familiares, el exmandatario salvadoreño «fue asistido con el Sacramento de la Extremaunción, esta tarde, consuelo que le llevó el Padre Antonio Castro Granados».
Horas antes, el Minsa había informado que Funes se encontraba en «extrema gravedad» de salud y detallaban que había sido atendido por «nuestras distintas especialidades médicas desde que llegó a residir en nuestro país, está padeciendo en estos momentos una delicada situación de salud, agravada por dolencias crónicas que le han aquejado y que hemos también atendido».
Protegido de la dictadura
Funes, que vivía en Nicaragua y era protegido por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, fue condenado en mayo pasado en El Salvador a 14 años de prisión por los delitos cometidos en el marco de una tregua entre las pandillas durante su Gobierno entre 2012 y 2014.
El expresidente fue juzgado en ausencia tras una reforma legal que lo permite y se convirtió así en el segundo presidente de la etapa democrática salvadoreña en recibir una condena de cárcel.
Funes gobernó El Salvador desde 2009 hasta 2014, pero murió en Nicaragua, donde vivió exiliado los últimos nueve años bajo la protección del gobierno de Daniel Ortega. Le fue concedida la nacionalidad nicaragüense para evitar ser extraditado y enfrentar a la justicia por los delitos que le imputaban en El Salvador. Recibió varias condenas por las que acumuló más de 26 años de prisión, pero nunca pisó la cárcel.
Llegó a la presidencia de la mano del exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), un partido hoy opositor al gobierno de Nayib Bukele que se quedó sin asientos en un Congreso de abrumadora mayoría oficialista, tras las elecciones del año pasado.
La última de las condenas fue en junio de 2024 a ocho años de prisión por haber recibido una avioneta como dádiva a cambio de entregar el proyecto de la construcción de un puente en el departamento de Chalatenango al norte del país. Además, estaba siendo procesado por el desvío de 351 millones de dólares de la partida presidencial de gastos reservados.