El tirano Daniel Ortega y su maléfica consorte Rosario Murillo, lamentaron la muerte del exmandatario estadounidense Jimmy Carter, quien jugó un rol clave en la caída del dictador Anastasio Somoza y triunfara la revolución sandinista que terminó siendo una enorme estafa para el pueblo de Nicaragua.
La pareja siniestra en su mensaje destacó el legado político, y lo definió como un «hermano», «un inolvidable amigo» de América, y un gobernante que «supo intentar una política respetuosa y amistosa» con los demás países.
Carter, quien gobernó entre 1977 y 1981, falleció este domingo a los 100 años de edad en su hogar de Plains, Georgia, donde estaba sometido a cuidados paliativos por una forma agresiva de cáncer de piel tipo melanoma, con tumores que se habían extendido al hígado y al cerebro.
Elogios a quien denunció fraude Maduro
«Desde Nicaragua bendita y siempre libre, enviamos a ustedes nuestras oraciones y sentidas condolencias ante la partida a otro plano de vida del inolvidable amigo de nuestra América, presidente de los Estados Unidos, hermano Jimmy Carter», indicó el mensaje del tándem señalado de cometer crímenes de lesa humanidad.
«Como pueblos fraternales de nuestra Patria Grande, donde también incluimos a las familias nobles y trabajadoras de ese país del norte de nuestro continente, vivimos la memoria de un presidente que supo intentar una política respetuosa y amistosa tomando en cuenta nuestras dignidades y soberanías», añadió el mensaje hablando del director del Centro Carter, que denunció el fraude Maduro el 28 de julio.
De igual forma el comunicado de los criminales Ortega y Murillo, agregó que «al conocer su trascendencia a otro plano, deseamos a su familia y a su pueblo, en reconocimiento a su obra y memoria, tiempos de lucidez, sensibilidad, sensatez, tranquilidad y concordia, por el bien de todos».
«Que la vida de un presidente norteamericano, sencillo y cercano, haga surgir un modelo de entendimiento para la paz y la convivencia de nuestra comunidad de naciones independientes, en este continente, y en el mundo», desearon.
«¡Qué descanse en paz el presidente Jimmy Carter, ahora reunido con su querida esposa Rosalynn. Paz a él, a su pueblo y al mundo, que todos queremos mejor», concluyó el mensaje.
Jimmy Carter y su rol en Nicaragua
Carter falleció a los de 100 años de edad, según confirmó la familia en un anuncio el domingo 29 de diciembre de 2024 y puso punto final a la trayectoria de un estadista que, pese a su breve paso por la Casa Blanca (1977-1981), ejerció una influencia determinante en la política internacional y, de forma muy marcada, en la historia de Nicaragua.
Carter llegó al poder en 1977, en medio de tensiones globales derivadas de la Guerra Fría. Desde su campaña, hizo hincapié en la promoción de derechos humanos como pilar de la política exterior de Estados Unidos, lo que contrastaba con la tolerancia previa hacia dictaduras aliadas.
Este nuevo enfoque tuvo repercusiones inmediatas en América Latina, donde distintos regímenes autoritarios enfrentaban cada vez más presión internacional por sus violaciones a los derechos fundamentales de la ciudadanía.
Cuando Carter asumió la presidencia, Nicaragua seguía bajo el férreo control de Anastasio Somoza Debayle, quien lideraba una de las dictaduras más longevas y represivas del continente.
Estados Unidos, históricamente aliado de Somoza, comenzó a aplicar mayor presión diplomática para propiciar un cambio político. Sin embargo, el accionar de la guerrilla sandinista en 1979 aceleró la caída del dictador y abrió el triunfo la revolución que terminó instaurando el comunismo en el país y que terminó siendo una estafa.
Inicialmente, Carter mostró cierta disposición a mantener un diálogo fluido con la nueva dirigencia sandinista. El énfasis de su administración en los derechos humanos coincidía en parte con los reclamos sociales de la revolución.
No obstante, la afinidad de los aandinista con Cuba y la Unión Soviética —en el contexto de la Guerra Fría— llevó a que la Casa Blanca, al final del mandato de Carter, reconsiderara su posición hacia Nicaragua.
Esta postura sentó las bases para que, en la década de 1980, Washington bajo el mandato de Ronald Reagan, financiara y apoyara a los contras para tratar de acabar con aquella primera dictadura militar. El resultado fue un prolongado conflicto armado que devastó la economía y la sociedad nicaragüense.
Clave en 1990 para que sandinistas aceptaran la derrota electoral
Carter se involucró en las elecciones de Nicaragua en 1990, liderando una misión de observación electoral para garantizar la transparencia y la equidad del proceso.
La presencia de Carter en Nicaragua durante esos comicios fue fundamental para garantizar la credibilidad del proceso electoral. Su reputación como defensor de la democracia y los derechos humanos le valió el respeto tanto de los sandinistas como de los contrarrevolucionarios, lo que le permitió desempeñar un papel de mediador imparcial y facilitador del diálogo entre ambas partes. Como líder de la misión de observación electoral, Carter supervisó de cerca todo el proceso, desde la campaña electoral hasta la jornada de votación y el conteo de los resultados.
Se comprometió personalmente a garantizar que las elecciones se llevaran a cabo de manera justa y transparente, lo que ayudó a legitimar el resultado final y sentar las bases para la reconciliación nacional en Nicaragua. De pasar a presionar a los Somoza para deponer el poder, Carter pasó a convencer a los sandinistas de que debían entregar el poder tras la inesperada derrota electoral del 25 de febrero de 1990.
Durante el gobierno de Violeta Barrios, Carter continuó apoyando el proceso democrático en Nicaragua, trabajando para fortalecer las instituciones democráticas y promover la reconciliación nacional. Su compromiso con la democracia y los derechos humanos en Nicaragua y en distintas partes del mundo sigue siendo un legado importante de su mandato presidencial y de su labor posterior como defensor de la paz y la justicia. Estos méritos fueron reconocidos y condecorados en 2002, cuando recibió el premio Nobel de la Paz.
En el año 2006 volvió a Nicaragua para presenciar el proceso electoral en el que Ortega volvió al poder e inició su plan dictatorial que persiste hasta ahora.
En octubre del presente año, Carter celebraró su cumpleaños número 100.