La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, exhortó de manera urgente a la dictadura sandinista en Nicaragua, para cesar la persecución contra la prensa independiente y liberar de inmediato a las personas detenidas arbitrariamente.
La CIDH a través de la Relatoría Especial enfatizó que, entre los secuestrados están periodistas y comunicadores cuyo paradero aún se desconoce e reclamó porque se respete y garantizar los derechos a la libertad de expresión y de prensa.
Los casos
En lo que va de 2024, la Relatoría Especial ha documentado al menos seis casos de detenciones arbitrarias de periodistas en Nicaragua, incluyendo las recientes detenciones de Leo Catalino Cárcamo (detenido el 23 de noviembre) y Elsbeth D’Anda (detenido el 27 de octubre). Además, como ha señalado la Relatoría, persiste la incertidumbre sobre el paradero de otras personas detenidas, sobre las cuales el Estado aún no ha dado cuenta.
Según informes públicos, entre el 22 de noviembre y el 6 de diciembre de 2024, al menos 46 personas, incluido el periodista Leo Catalino Cárcamo, fueron detenidas en Nicaragua en el marco de una nueva escalada represiva y la aprobación de una reforma a la Constitución que elimina los contrapesos democráticos. Cárcamo, de 78 años, fue arrestado cuando patrullas de la policía irrumpieron en su vivienda sin presentar orden judicial. Según pudo conocer esta Oficina, el periodista, quien ya había sido detenido en 2019 por su labor en una radio local, se encontraría en una situación de salud crítica y se desconoce su paradero y condiciones actuales.
Por su parte, el periodista Elsbeth D’Anda fue detenido arbitrariamente el 27 de octubre de 2024, luego de abordar en su programa La Cobertura, transmitido por Canal 23, temas relacionados con los precios de los productos básicos y el deterioro del poder adquisitivo en el país. De acuerdo con información pública, al menos 20 agentes policiales irrumpieron en su residencia sin orden judicial, confiscaron sus equipos electrónicos y lo trasladaron a la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como «El Chipote».
Los destierros de facto
A estos casos indicó la la Relatoría Especial de la CIDH, se suma la detención de otros periodistas, quienes, aunque no permanecen detenidos, habrían sido objeto de detenciones arbitrarias durante 2024, como Orlando Esquivel, detenido en mayo y posteriormente liberado; Nohelia González, detenida el 9 de julio y desterrada por la fuerza; y Henry Briceño, detenido durante las redadas de noviembre y también desterrado por la fuerza.
Al respecto, el organismo de la CIDH, denunció las condiciones que enfrentan las personas detenidas arbitrariamente en Nicaragua, quienes estarían siendo sometidas a «tratos crueles, inhumanos o degradantes por parte de funcionarios estatales», incluyendo golpizas, descargas eléctricas, aislamiento prolongado, privación del sueño, interrogatorios constantes y restricción del acceso a la luz solar.
Asimismo, destacó que una prensa independiente y crítica es fundamental para la democracia y el Estado de derecho. “Los ataques, hostigamientos e intimidaciones contra periodistas afectan no solo la libertad de expresión individual, sino también el derecho de la sociedad a acceder a información”, indicó.
Liberación inmediata de los periodistas secuestrados
La dictadura, indicó la Relatoría Especial, tiene la obligación de respetar y garantizar el ejercicio pleno de la libertad de expresión, incluyendo el periodismo independiente. «Esto implica que las autoridades se abstengan de interferir indebidamente con el derecho a la libertad de expresión, a fin de que las y los periodistas y medios de comunicación puedan cumplir con su rol y función de vigilancia en una sociedad democrática y, además, creen un entorno propicio para la libertad de los medios y asegurar que los profesionales de la prensa puedan ejercer su trabajo en un entorno libre y seguro», explicó el organismo en su comunicado.
Frente a los hechos expuestos, la Relatoría Especial reitera su llamado urgente a la dictadura sandinista de Nicaragua para que libere de inmediato a todas las personas detenidas arbitrariamente, incluidos periodistas y comunicadores, por el ejercicio de su labor. Además, insta a proporcionar información sobre su paradero y condiciones de detención, y garantizar el respeto de sus derechos.
La Relatoría también insta al Estado a cumplir con los estándares internacionales en materia de libertad de expresión y de prensa, y reafirma su compromiso de continuar monitoreando la situación de derechos humanos en el país.