El régimen de Ortega y Murillo, que nunca deja pasar una oportunidad para afianzar su control autoritario, ha lanzado otra polémica candidatura para ocupar la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), luego de una serie de derrotas diplomáticas en ese afán.
Esta vez, ha incluido en su terna a su fiel excanciller, Denis Moncada Colindres, en lo que parece un intento desesperado por lograr que alguien afín a sus intereses tome el control de una institución que, al parecer, ya sienten como una extensión de su tenebrosa administración.
La propuesta, presentada por el espía sandinista que hace canciller, Valdrack Jaentschke,, no solo reincide en la insistencia de imponer a Moncada, sino que también incluye e insiste con figuras tan cuestionadas como la diputada oficialista y sancionada por Estados Unidos Arling Patricia Alonso Gómez.
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Un nuevo cuello flexible al SICA
Ahora se le suma la ministra de la Familia, Johana Vanessa Flores Jiménez, una funcionaria dócil para el manejo titiritero del régimen.
Para hacerlo aún más conveniente a sus interesa, la dictadura Nicaragua demandó una sesión virtual extraordinaria el 15 de noviembre, a modo de plazo fatal.
¿Será que la tenebrosa vice dictadora Rosario Murillo cree que así pasará más desapercibida la polémica elección?
Por si fuera poco, Moncada, que fue «retirado» de su puesto de canciller en septiembre alegando «motivos de salud», reapareció de pronto en esta nueva lista de candidatos.
Curiosamente, sus «problemas de salud» no le impidieron aparecer en actos de propaganda del régimen en octubre, dejando claro que su estado de salud no le impide servir fielmente a la dictadura.
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Los indeseables del SICA
Sin sorpresa alguna, Costa Rica y otros países miembros del SICA han dejado claro que no apoyarán la propuesta si el régimen insiste con fichas de cuestionable honorabilidad y decencia.
Recordemos que Nicaragua ya intentó en octubre empujar otra terna con tres candidatas (también en su mayoría sancionadas), incluidas la tristemente célebre Sonia Castro, quien, con su propio historial de sanciones y abusos de derechos humanos, contribuyó al dolor y la muerte de cientos de heridos por la represiva guardia sandinista.
El drama no termina ahí. Desde la renuncia del último secretario general, Werner Vargas, en noviembre de 2023, la dirección del SICA ha estado temporalmente en manos de Ingrid Figueroa, quien ha intentado mantener el barco a flote sin pretender sustituir oficialmente al cargo vacante.
Sin embargo, Ortega y Murillo, desaforados y empapados de bilis, ahora acusan de “usurpación” a Figueroa, sin mencionar, claro, que si no fuera por su obstinada terquedad de imponer candidatos propios, el SICA no estaría en este limbo institucional.
Todo este embrollo forma parte de un prolongado impasse en el SICA. Desde hace más de un año, Nicaragua ha lanzado un desfile de candidatos –al menos once– como si estuviera en una competencia de recambio político donde el objetivo no es la mejor opción, sino el candidato más leal al régimen.
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Desfile de malandros y malandras
En 2021, propusieron al exguerrillero comunista Orlando Tardencilla y, en un giro absurdo de la historia, incluso al espía Valdrack Jaentschke, el mismo que ahora presenta esta terna fallida.
Una terna incluía a la voluminosa cercenadora de ONG, cabeza y cuerpo del siniestro Ministerio del Interior, Maria Amelia Coronel; por supuesto que la rechazaron en toda su magnitud.
Pero, como era de esperar, ninguna de estas propuestas ha pasado, ya que cada vez el Consejo de Ministros ha dejado claro su rechazo a que el SICA se convierta en un apéndice de la dictadura del bunker del Carmen en Managua.
A estas alturas, la repetición de candidaturas y la insistencia del régimen Ortega-Murillo empieza a rozar lo absurdo. ¿Qué sigue?
¿Una nueva terna donde Moncada regrese como «candidato por insistencia»? ¿Propondrán a Lenín Cerna o asaltarán la sede en El Salvador como hicieron la embajada de la OEA o de China Taiwán?
Mientras tanto, el SICA sigue atrapado en el eterno bloqueo de Ortega y sus funcionarios, impidiendo que esta institución avance y cumpla su misión de integración regional.