La política estatal de despidos anunciada por la maléfica dictadora Rosario Murillo en agosto pasado, ya ha pasado factura a más de 10,000 trabajadores del Estado, según fuentes sindicales del régimen.
De acuerdo con la filtración desde la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetsalud), hasta mediados de octubre la cifra se acercó a los 10,000 despidos, pero lejos de frenarse, se ha acelerado en la recta final del año 2024.
«En las reuniones con el directorio del Frente Nacional de los Trabajadores (FNT) se ha discutido el asunto y las proyecciones mínimas es que el Estado debe cesar a 25,000 trabajadores al finalizar 2024», dijo el informante.
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Y los despidos que vienen
Es decir, aun faltan despedir a 15,000 trabajadores más antes de iniciar las gestiones estatales del año 2025.
«Están revisando con lupa los presupuestos y organigramas de cada institución del país, desde la más chiquita hasta la más grande. Donde hay dos haciendo el mismo trabajo, van a dejar a uno», reportó el sindicalista.
Según el informante, los sindicatos al servicio de la dictadura están «conscientes» del daño provocado a los trabajadores y sus familias, por eso tratan de mantenerlos «alineados y firmes» alrededor del partido sandinista.
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Amenazas, limosnas y «cañas huecas»
«A los despedidos les dicen que no se vayan del país, que estén atentos, que las oportunidades salen para los que están adentro».
«Solo a algunos les dan ocasionalmente una bolsa de alimentos o un viático para tenerlos ahí firmes», dice el informante.
A otros, en tono de amenaza, les dicen que «el que se voltee pierde todo» y en algunos casos, les sugieren que sus hijos apliquen a becas del régimen.
O peor: «Que busquen cómo meterlos a la policía o al ejército, que ahí no hay recortes sino más presupuesto para las cañas huecas».
De acuerdo con la fuente, las razones que les dan a los sindicalistas sobre los despidos son las sanciones impuestas por Estados Unidos.
«El argumento es que las sanciones han limitado el acceso a los créditos y donaciones, que eso ha influido en el aumento de la deuda externa y que el gobierno está luchando para pagarla, reduciendo gastos pero manteniendo los beneficios al pueblo», dijo.
Los despidos fueron anunciados en agosto pasado por la mismísima vocera de la dictadura, Rosario Murillo, quien pasó de celebrar «un julio victorioso» a ofrecer «guillotina solidaria».