La criminal vocera de la dictadura sandinista Rosario Murillo, mostró una vez más su amargura y frustración contra las voces de centenares de nicaragüenses exiliados y desterrados, porque evidentemente no la dejan dormir en paz.
Murillo, señalada de cometer crímenes de lesa humanidad y apañar la violación sexual de Daniel Ortega a su hija, ocupó gran parte de su soliloquio del mediodía del miércoles, para intentar burlarse de esos nicaragüenses en el extranjero.
Sin embargo, en el fondo de su diatriba se notaba su amargura porque aún estando fuera del país, esas voces siguen haciendo una resistencia cuyo resultado es que el tema de la crisis en Nicaragua y la violación a los derechos humanos no desaparece el foco en la comunidad internacional.
Durante su oscura y nociva letanía, Murillo lanzó nuevamente una serie de calificativos hacia quienes el régimen ha condenado al exilio, diciendo: “sabemos que nos toca defender la paz frente a todos los traidores y cobardes».
«Gracias a Dios están en otro mundo, que no es el mundo mejor, no es el mundo sublime, es el mundo de la iniquidad, el mundo enfermo, decrépito, que no tiene inspiración ni esperanza”, agregó la escuálida, bajo los efectos de alguna sustancia alucinógena.
Lea: Tres informes de CIDH en una semana develan crímenes del clan Ortega-Murillo
Alucina frente al espejo la decadente tirana
«Son apátridas porque traicionaron a su patria… juegan a vivir donde ya no viven y a ser lo que ya no pueden ser, porque no aman a Nicaragua, han demostrado odiar a Nicaragua y al pueblo nicaragüense», continuó la maléfica consorte del tirano Daniel Ortega.
Murillo, frente al espejo que le devuelve su decadente imagen, aseguró que los opositores son zombies, «lúgubres zombies, perpetradores de crímenes de lesa humanidad», asegurando que ellos “no quieren ver esta Nicaragua brillante y luminosa”.
“El mundo enfermo, decrépito, no tiene inspiración, no tiene esperanza, no tiene asidero, no tiene certeza porque ahí están, ¿quiénes están, quiénes los habitan? Los burdos chingastes de lo que nunca fue la miseria humana, los perpetradores de verdaderos crímenes de lesa humanidad, de traición a su patria”, vomitó Murillo.
«No quieren ver a esta Nicaragua brillante e iluminada, por supuesto, ya no es suya, no les pertenece, no recoge su estercolero, porque aquí no hay estiércol, aquí hay sublime y sacrosantas realidades”, dijo la dueña del retrete sandinista.
Según la vicedictadora, mientras estos “traidores” habitan en un “mundo de condenables”, quienes apoyan al régimen viven en un “mundo heroico de paz y seguridad”.
Lea: Unión Europea amplía sanciones contra dictadura criminal Ortega-Murillo
Las encuestas que Murillo usa de «consolador»
Notablemente amargada y para animarse sola, la Murillo presentó los resultados de un sondeo de opinión que mandó a hacer a un mercachifle de las estadísticas, y que según ella, muestran la aprobación del régimen criminal que encabeza con Ortega.
Según estas cifras disparatadas, el 94.3 % de los nicaragüenses percibe estabilidad económica y social en el país.
Además, en su mundo ficticio, afirmó que «un 95 % dice que vivimos en libertad y democracia» y que «un 92 % piensa que disfrutamos de derechos fundamentales».
Según Murillo, el sondeo, que no detalló quién lo ejecutó ni quienes fueron consultados, refleja que el 83% de la población está conforme con el rumbo que lleva el país y un 85.1 % respalda los supuestos esfuerzos por «la unidad y la reconciliación nacional».
Murillo, además, continuó burlándose de la comunidad internacional, acusando a los exiliados de no entender la realidad del país.
«Eso no lo conocen, lo desconocen, es que no son de aquí, son de allá, de parajes infernales», afirmó en tono despectivo y sibilante, señal evidente del deterioro antihigiénico de su dentura.
Estas afirmaciones siguen la línea de un informe previo enviado a la ONU, en el marco del Examen Periódico Universal, donde el régimen presentó un informe tergiversado de la realidad que vive Nicaragua.