El padre Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Agatha en Miami, llamó este domingo a los cristianos a desafiar las estructuras opresivas «que se creen más que Jesús», que niegan la dignidad humana acabando con sus libertades y derechos.

En su homilía, Somarriba habló del primer anuncio de la pasión y muerte de Jesús a los discípulos, lo que provocó la reacción de Pedro de eliminar la cruz y la enseñanza del Maestro para ser sus discípulos.

«Pedro no entiende la propuesta de Jesús sobre la cruz y el sufrimiento. Él aceptaba a Jesús Mesías, pero no como Mesías sufriente. Pedro estaba condicionado por la propaganda del gobierno de la época que hablaba del Mesías sólo en términos de rey glorioso», explicó el sacerdote.

Jesús le indica a Pedro que lo siga, que se ponga detrás de él, no delante, para que siga sus pasos y se entere que el único camino posible para la liberación es la cruz.

Añadió que Pedro reconoce a Jesús como el Cristo, el Mesías, lo que trae consigo la expectativa de liberación y justicia.

«En contraste con las figuras tiránicas, Jesús es un líder que está al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables y oprimidos», dijo Somarriba.

En se sentido sostuvo que «hay algunos que miran a Jesús como alguien que les debe seguir a ellos, creen que Jesús es alguien manipulable y que pueden hacer con Jesús lo que se les antoja, lo manipulan en su lenguaje y propaganda destructiva, hablan como si tienen a Jesús bajo su control y del lado de sus injusticias».

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padre Marcos Somarriba y su mensaje sobre Jesús
Homilía del padre Marcos Somarriba y sus mensajes sobre el valor y ejemplo de Jesús en la fe católica.

Los que se venden como Mesías

Explicó Somarriba que quienes que padecen del «síndrome mesiánico» se autoproclaman y se auto determinan elegidos e ungidos y solo producen dolor, sufrimiento, descartan la libertad y la justicia de su repertorio.

«Los que padecen del síndrome mesiánico piensan y se llegan a creer que sin ellos no va la cosa, no funciona la cosa y se destruye todo sin ellos, por lo que se perpetúan en el poder a la fuerza, a base del dinero mal habido, a base de la persecución de los que reclaman libertad y justicia, a base de golpes, a base de la compra de conciencias y así compran y se perpetúan en el poder», dijo el párroco de Santa Agatha.

Pero también tuvo palabras para los que venden sus conciencias. «Los que se venden por un puesto, por unas cuantas monedas y por un estatus tarde o temprano son traicionados, arrebatados y eliminados del camino», aseguró.

Jesús -añadió Somarriba- le llama a estos “satanás” ya que no siguen la voluntad de Dios sino hacen y siguen sus propias ideologías y retoricas.

«Estas dictaduras, a menudo prometen salvación a través del poder y la represión, la verdadera misión de Jesús desafía estas falsas esperanzas y resalta un camino de paz y justicia», indicó el sacerdote.

Y he ahí el detalle más importante, porque Somarriba profundizó en que Jesús pide que el cristiano se ponga detrás de Él, que siga su vida, su obra, que sea discípulo, ser humano hermanos de todos, amigo de todos, que sea facilitador del bien y la bondad para con los demás.

«Satanases que quitan las libertades»

«Jesús no nos manda a condenar, a perseguir, a causar daño a los demás, nos manda a expulsar demonios, satanases que poseen y dominan la vida de los demás, satanases que quitan las libertades, que irrespetan los derechos inalienables de todo ser humano, que en el seguimiento de El pasemos imitándolo, que por la vida pasemos haciendo el bien y no el mal», dijo el padre Somarriba.

Asimismo agregó que «esto es lo que Jesús indica, esto es lo que Jesús nos pide al colocarnos detrás de Él, no como los que van delante de Jesús, los autoproclamados mesías, llamados por Jesús, satanases, van manipulando, diciéndole que hacer y cómo actuar bajo el antojo y capricho arrogante basado en una ideología putrefacta y destructiva que solo lleva al infierno de donde han sacado pactos que tarde o temprano tendrán que dar cuentas y pagar lo pactado».

Jesús, subrayó Somarriba, predice su sufrimiento y muerte, sugiriendo un liderazgo contrario al de las dictaduras, centrado en el sacrificio personal y el servicio a los demás, no en el poder y control.

«Jesús llama a sus seguidores a tomar su cruz, lo que implica estar dispuestos a enfrentarse al poder opresivo, incluso al costo propio. Esto resuena con aquellos que, en tiempos de opresión y violación de derechos, han defendido la justicia y los derechos humanos a pesar de los riesgos personales», dijo Somarriba.

La iglesia que no se vende

Asimismo añadió que el pasaje orienta a los cristianos a desafiar las estructuras opresivas que niegan la dignidad humana, promoviendo la liberación y protección de todos los hijos de Dios, especialmente de los perseguidos por su fe y justicia.

«La iglesia que somos todos no está a la venta, aunque algunos se vendan, la Iglesia que somos todos no vendemos nuestra conciencia por unas cuantas monedas de plata como los Judas modernos que venden a su Señor», dijo.

«La iglesia que somos todos, no podemos pasar desapercibidos de la maldad, del dolor, del sufrimiento impuesto por el mal, no podemos callarnos ante tantas injusticias delante de nuestras narices, la Iglesia que somos todos, no nos vendemos y no hacemos trueques con el diablo, con los satanaces modernos, la iglesia que somos todos, practicamos la paciencia de Dios, tarde o temprano pasaran delante de nosotros los ataúdes de nuestros enemigos, de los que nos persiguen, la iglesia siempre ha asistido al funeral de los que la acechan», recordó.  

Somarriba concluyó su homilía con esta afirmación: «La declaración de Pedro y el llamado de Jesús a tomar la cruz subrayan la importancia de mantenerse firmes en la verdad y la justicia, incluso cuando estas posiciones desafían sistemas tiránicos y diabolicos. Para los pueblos que sufren bajo dictaduras, el mensaje de Jesús sobre la vida a través del sacrificio ofrece una esperanza persistente: que el verdadero poder radica en la resiliencia comunitaria y en la búsqueda incansable de la libertad y la paz».

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