El padre Marcos Somarriba, párroco nicaragüense de la iglesia Santa Ágatha en Miami, dedicó su homilía del domingo 8 de septiembre a reflexionar sobre la sanación del sordo y tartamudo, según el evangelio de San Marcos, en un mensaje dirigido a los dictadores.
En su sermón, el sacerdote comparó la sordera física del hombre curado por Jesús con la sordera espiritual de aquellos que, cegados por el poder y la ambición, se aíslan del sufrimiento de los demás y perpetúan la injusticia.
«Jesús no solo quiere abrir los oídos y la boca, sino también el corazón», afirmó el padre Somarriba, señalando que el verdadero milagro radica en la transformación interior que permite a las personas escuchar y hablar con verdad y justicia.
«Corazones endurecidos por la maldad»
“Hoy en día, existen muchos que tienen el corazón cerrado, endurecido por la maldad que derraman sobre los inocentes”, agregó, en una clara alusión a los líderes políticos que oprimen a los más vulnerables.
El sacerdote, conocido por sus homilías críticas hacia los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, subrayó que muchos dirigentes políticos se han vuelto sordos voluntariamente a las necesidades de sus pueblos.
«Son sordos por conveniencia», dijo, «su sordera está sostenida por las armas, el poder y el dinero».
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Seres podridos en la maldad
Esta crítica resonó especialmente entre los fieles nicaragüenses exiliados en Miami, muchos de los cuales han sufrido directamente la represión del régimen sandinista, atornillado en el poder dese 2007 a base de sangre, represión, exilio y cárcel.
Somarriba también utilizó el relato evangélico para denunciar el aislamiento y el miedo de los líderes que perpetúan el control por medio de la violencia y la corrupción.
«Saben que necesitan sanación desde adentro», explicó, «porque sus males salen de donde habita la maldad en sus corazones».
En un momento de la homilía, el sacerdote advirtió contra los «curanderos modernos», a quienes describió como personas que, bajo la fachada de autoridad, manipulan y enferman más a sus pueblos.
“Jesús no es un curandero”, enfatizó. “Él es quien puede cambiar los corazones, abrirlos y convertirlos”.
Zahinetes contra los dictadores
Finalmente, el padre Somarriba exhortó a la comunidad a pedir a Jesús que imponga sus manos sobre los «sordos y tartamudos» de hoy en día, aquellos que, según sus palabras, «ignoran a propósito cualquier exigencia de cambio, honestidad y libertad».
Concluyó su sermón haciendo un llamado a abrirse al diálogo y a la compasión, en un esfuerzo colectivo por construir una sociedad más justa y solidaria.
«Effatá», recordó, «significa ‘ábrete’, y es un mandato que Jesús nos hace a todos: abrirnos a los sufrimientos de los demás».
El padre Somarriba, firme opositor a las políticas represivas en Nicaragua, ha convertido sus homilías en un espacio de denuncia desde la fe, donde aboga por la justicia y la libertad para los oprimidos bajo la dictadura Ortega-Murillo.