Gary Kasparov, el excampeón mundial de ajedrez y activista político ruso, condenó enérgicamente el reciente cierre y confiscación de 1.500 organizaciones no gubernamentales (ONG) en la dictadura de Nicaragua.

La leyenda del ajedrez calificó la anulación de oficinas sin fines de lucro como un «asalto sistemático contra la sociedad civil» perpetrado por el régimen de Daniel Ortega y su perversa mujer Rosario Murillo.

Desde su cuenta en X, el activista ruso, que se encuentra en exilio en Estados Unidos, alertó sobre el impacto devastador de estas medidas autoritarias en el tejido social nicaragüense.

Kasparov, conocido por su férrea oposición a los regímenes autocráticos, denunció que bajo el mandato de Ortega más de 5.100 organizaciones han sido silenciadas.

Eso incluye iglesias, universidades y clubes de ajedrez independientes, acusados sin pruebas de recibir financiamiento de Estados Unidos o violado las normas internas de rendición de cuentas.

«El dictador Daniel Ortega, un aliado cercano de Vladimir Putin, está empleando tácticas represivas para extinguir la esperanza de libertad y justicia en Nicaragua», denunció Kasparov en un contundente mensaje.

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Kasparov: «Nicaragua merece libertad»

El cierre masivo de ONG en Nicaragua es, según Kasparov, un claro reflejo del endurecimiento del control de Ortega sobre el país.

«En tiempos como estos, el mundo debe solidarizarse con quienes resisten al autoritarismo, incluso frente a probabilidades abrumadoras. El pueblo de Nicaragua merece libertad y nuestro apoyo», agregó el activista.

Kasparov, quien preside la Human Rights Foundation y la Renew Democracy Initiative, ha sido una figura prominente en la defensa de los derechos humanos y la democracia, especialmente en los países bajo la influencia del Kremlin.

Su activismo se ha intensificado en los últimos años, destacándose por su oposición abierta al gobierno de Vladimir Putin y su crítica severa a la invasión de Ucrania.

Esta postura le ha costado ser incluido en la lista de «terroristas y extremistas» por las autoridades rusas.

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Los cambios de cargos y roles entre funcionarios públicos son como fichas de ajedrez en manos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Kasparov demanda solidaridad internacional frente a la represión

En sus declaraciones, Kasparov subrayó que la lucha por la libertad en Nicaragua no es un problema local, sino un desafío global que requiere el apoyo de todos aquellos que valoran la democracia frente a la tiranía.

«El cierre de estas organizaciones en Nicaragua no es solo un ataque contra los nicaragüenses, sino contra los valores democráticos en todo el mundo», afirmó, señalando la necesidad de una respuesta internacional firme ante las políticas represivas de Ortega.

Conocido por su habilidad estratégica en el tablero de ajedrez, Kasparov ha trasladado esa agudeza a su activismo político, convirtiéndose en un crítico implacable de Putin, a quien califica como «criminal de guerra» y responsabiliza directamente por la muerte del opositor Alexéi Navalny en una cárcel rusa.

Además, ha instado a las democracias occidentales a no ceder ante las amenazas autoritarias, abogando por un apoyo sólido a Ucrania y condenando la agresión rusa.

El peligro de la represión en Nicaragua

El cierre de 1.500 ONG en Nicaragua se suma a una serie de acciones represivas emprendidas por Ortega desde 2018, incluyendo la censura de medios de comunicación, la persecución de opositores políticos y la represión violenta de protestas ciudadanas.

Expertos de Naciones Unidas consideran que la brutal represión sandinista ha alcanzado el calificativo de «crímenes de lesa humanidad».

Estos actos han sido duramente criticados por la comunidad internacional, que ve en Ortega y Murillo como una de las peores dictaduras en el mundo y la más extrema en América.

Para Kasparov, la situación en Nicaragua es alarmante y requiere una acción decidida.

Ha reiterado su compromiso de continuar utilizando su voz y su plataforma para abogar por un futuro más democrático y libre, no solo en Rusia y Ucrania, sino también en Nicaragua y en cualquier otro lugar donde la libertad esté amenazada.

«La solidaridad global es esencial para resistir el autoritarismo en todas sus formas», concluyó Kasparov, haciendo un llamado a la comunidad internacional para no olvidar la lucha del pueblo nicaragüense por su libertad y derechos.

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