Dante Mossi y Daniel Ortega
Dante Mossi, se ganó el apodo de "el banquero de los dictadores" por su apoyo al régimen Ortega-Murillo.

Una investigación del prestigioso periódico estadounidense The Washington Post revela
el papel ruin y cuestionable del ex presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Dante Mossi, en su apoyo financiero al régimen sandinista de Daniel Ortega en Nicaragua.

El reportaje de The Washington Post destaca cómo, bajo la dirección de Mossi, el BCIE continuó otorgando préstamos millonarios al gobierno nicaragüense, incluso en medio de una represión violenta documentada ampliamente por organizaciones internacionales
de derechos humanos.

En el reportaje, Mossi defendió la posición del organismo ante las críticas por los préstamos otorgados al régimen criminal de Nicaragua, al asegurar que el banco no tiene la responsabilidad de juzgar la situación política de los países miembros.

Se victimiza ante Wasington Post

En su entrevista a The Washington Post, Mossi justificó las acciones del BCIE al destacar que la institución es «neutral» en temas de democracia y que su función es exclusivamente financiera.

«No le corresponde al presidente del banco emitir un juicio sobre si un país es lo suficientemente democrático o no para recibir préstamos del BCIE», declaró Mossi, subrayando que el papel del banco se limita a proporcionar financiamiento sin consideraciones ideológicas.

Mossi hasta actuó como «asesor» de la dictadura en las decisiones más polémicas, como el préstamo de 16 millones de dólares otorgado a la policía sandinista, aprobado en 2014, «años antes de que él llegara al BCIE».

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BCIE
Fachada del edificio del BCIE, institución que bajo el mando de Dante Mossi recibió muchas críticas.

Mossi buscaba votos para reelegirse

En efecto, él llegó en 2018. Cuando fue seleccionado para dirigir el BCIE en octubre de 2018, Mossi venía de una relativa oscuridad después de una década y media en puestos de nivel bajos y medios en el Banco Mundial.

Economista hondureño con un doctorado de la Universidad de Vanderbilt, se unió a la oficina del Banco Mundial en su país natal después de servir 10 años en el gobierno.

Posteriormente, Mossi trabajó en Ghana y Paraguay antes de liderar la práctica global de energía del Banco Mundial en África.

Después de que Mossi asumió su cargo en el BCIE en diciembre de 2018, comenzó a visitar gobiernos en Centroamérica para buscar votos para una reelección en el puesto.

En abril de 2019, Mossi voló al aeropuerto de Managua, entusiasmado por conocer a Ortega, a quien idolatraba como «una leyenda».

Sus feas confesiones ante The Whashington Post

Apenas había pasado un año desde el comienzo de una sangrienta represión del dictador y aun con la sangre fresca en las calles, la pareja dictatorial ofreció a Mossi una recepción en la que se sintió «como una estrella de rock», dijo en la entrevista con The Washington Post.

Mossi dijo que, al crecer en Honduras, le cautivó la propaganda sobre la «cruzada» de Ortega contra la dictadura familiar de Somoza.

Pensaba en el cliente de su banco como «este tipo revolucionario» y «esta leyenda», dijo Mossi. El apoyo del dictador era importante para los planes de reelección de Mossi.

El BCIE, fundado en 1960 por Nicaragua y otros cuatro países centroamericanos, se diferencia de otros bancos de desarrollo que operan en la región en que sus principales accionistas son también sus principales receptores de préstamos.

Dante Mossi
El ex presidente del BCIE, Dante Mossi, junto al dictador criminal Daniel Ortega.

Mossi como asesor del dictador

Y Mossi necesitaba cultivar a los líderes de esos países, como constituyentes, si quería volver a ser nombrado, según un antiguo miembro del directorio del banco y otros que han examinado las operaciones del banco.

En esa visita fue que Mossi actuó como asesor del dictador: le comentó a Ortega que se había reunido con funcionarios estadounidenses sobre un préstamo policial que el BCIE había hecho meses atrás: «No están muy contentos con este préstamo policial», confiesa Mossi que le advirtió a Ortega.

«Sería muy útil si realmente pudiéramos deshacernos de ese préstamo. Mossi transmitió el mismo mensaje cuando se reunió con el ministro de Hacienda de Nicaragua, Iván Adolfo Acosta Montalván».

No eran los abusos de los derechos lo que le preocupaba, sino atraer la atención sobre el tema. «Es demasiado ruidoso», recuerda haber dicho.

Los préstamos atrajeron el escrutinio, y algunos críticos llamaron a Mossi «el banquero de los dictadores».

John Feeley, ex embajador de Estados Unidos en Panamá, utilizó la frase el año pasado en un evento público en Washington en el que instó al Departamento de Estado a mirar al BCIE, así como a Mossi, por prestar «millones de dólares a Nicaragua con una supervisión muy laxa, lo que conduce a la corrupción».

Feeley Señaló un préstamo del BCIE como «alivio de la pobreza para 2020» que financió con recursos líquidos a la dictadura y aumentó su capacidad de operaciones de represión, por lo cual lo bautizó como «el banquero de los dictadores».

«Nicaragua tiene préstamos del BID, el FMI [Fondo Monetario Internacional] y el Banco Mundial, ¿y yo soy el banquero de los dictadores?», reclamó Mossi.

Ortega reforzó a sus esbirros con fondos BCIE

Sin embargo, admitió que bajo su mandato, el banco no bloqueó ningún préstamo a Nicaragua, ya que «los 13 países miembros con derecho a voto no bloquearon ningún préstamo», afirmó.

El expresidente del BCIE resaltó que no hubo desembolsos a la policía nicaragüense desde que asumió la dirección del banco en diciembre de 2018.

Sin embargo, documentos del banco indican que los fondos continuaron fluyendo hasta 2020 y se detuvieron solo debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos a la policía.

La dictadura, según investigaciones de The Washington Post, uso fondos del BCIE para avituallar a los esbirros uniformados y mejorar sus métodos de represión criminal.

La posición de Mossi ha generado críticas entre diversos sectores internacionales, quienes consideran que el BCIE ha sido complaciente con la dictadura Daniel Ortega, acusado de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

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El «banquero de los dictadores» no supera la humillación

Tal cercanía con la dictadura le valió a Mossi su salida humillante y vergonzosa del banco en 2023.

A pesar de las controversias, Mossi reiteró que su enfoque fue puramente financiero y no político, manteniendo «la neutralidad» del BCIE en la región.

Sus explicaciones, tardías, contrastan con la posición crítica y analítica de Gisela Sánchez Maroto, quien lo sustituyó en el cargo luego de la salida casi a patadas de Mossi del BCIE.

Sánchez afirmó que el banco está revisando todos los préstamos aprobados en los últimos diez años y aplicando nuevas políticas anticorrupción y de derechos humanos.

Preguntada por los préstamos concedidos a la policía después de que se documentaran ampliamente violaciones de los derechos humanos, asesinatos y torturas, Sánchez Maroto admitió su decepción.

«Quiero asegurarme de que algo así, que ocurrió, no vuelva a ocurrir nunca más», declaró.

Mossi, profundamente dolito, no supera la humillante salida cuando buscaba su reelección. Declaró que había demandado al banco por más de 2,4 millones de dólares debido a los salarios perdidos «por el daño a su reputación».

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