El padre Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Agatha en Miami, aseguró que quienes se han lanzado en una cruzada de destrucción en contra de la Iglesia Católica, que es un puente entre pan de vida que ofrece Dios y los hombres, «andan muertos en vida».

Al referirse al pasaje de Juan en donde Jesús afirma «Yo soy el Pan de Vida», el padre Somarriba explicó que Dios ofrece como un camino a una vida verdadera, pero que en el mundo se ha caído en el desprecio, la persecución y el asedio, de los que llevan la Palabra «por quienes se creen auto suficientes y capataces» de algo que no han creado y han sido incapaces de reconocer que no son un principio y fin de este mundo que no les pertenece.

«Los que por razones sin conciencia y razonamiento rechazan, obstruyen y tratan de eliminar esta fuente de vida, andan muertos en vida y se declaran enemigos de Dios que se presenta como el camino a una relación que engendra vida y no muerte, que edifica y no destruye», afirmó el padre Marcos.

Asimismo indicó que comer, comulgar este pan es crear una común-unión con su origen y fuente. Comer, comulgar este pan es hacerse comunidad, familia, pueblo y patria.

«Los que en vez de comer y beber de la fuente de lo que produce vida y comunidad, como fruto engendran solo sufrimiento, dolor, caos y muerte», aseguró.

El irrespeto contra los hombres de Dios

Somarriba dijo que hoy somos testigos de la cruel y caprichosa persecución de la Eucaristía y de todo un pueblo que tiene fe en su Dios, que ama al Hijo de Dios y venera con devoción amorosa a quien les dio al autor de la vida, al fruto de su vientre, Jesús.

Recordó que justicia social es un principio central en la enseñanza de Jesús y en base a ello puntualizó que en el contexto de la iglesia bajo persecución y asedio, en el contexto de la Eucaristía bajo persecución y asedio, este pasaje puede ser interpretado como un recordatorio de la importancia de cuidar unos de otros, de compartir y de apoyar a los más vulnerables.

«El pan de vida se convierte en un símbolo de sustento no solo espiritual, sino también material y social. Jesús, el Pan de Vida, es fuerza, es sustento, es luz que es más fuerte que los actos oscuros y la bajeza de gente que no da la cara a la luz del día, sino que siempre actúa como la serpiente, en la oscuridad para tramar sus movidas y acechar a sus víctimas», dijo Somarriba.

Tienen sus días contados y desaparecerán

Y añadió que la comunidad eclesial que enfrenta persecuciones debe encontrar fuerza y esperanza en la promesa de la vida eterna.

«Comer el cuerpo de Cristo es un acto de fe que implica compartir esa esperanza y resiliencia, incluso cuando hay amenazas externas», afirmó y subrayó que el defender, proteger y custodiar a la Eucaristía es deber primario de toda persona que se siente amada por Jesús».

Al vez explicó que esto se convierte en un acto de justicia y resistencia y no de rebeldía.

«Rebeldes son aquellos que han perdido el respeto por lo sagrado, por la dignidad de los que son medios, como los sacerdotes, que hacen presente este Pan de Vida en medio de la comunidad».

«Es muy fácil arrebatar, secuestrar y desparecer a quienes sirven al pueblo de Dios, pero nunca podrán hacer desaparecer o secuestrar la fe de un pueblo que es amado por Dios, nunca podrán desaparecer al cuerpo de Cristo que es su Iglesia».

«Los que tienen sus días contados y desaparecerán son esos que se creen tener poder a nivel divino, mas es un poder temporal, porque “TODO PASA, DIOS NO SE MUDA”, concluyó.

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