El régimen diabólico de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha intensificado su campaña de persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua, secuestrando a más sacerdotes y feligreses.

Este viernes 16 de agosto, el padre Danny García, párroco de la Iglesia San Juan Bautista en el municipio de Muy Muy, Matagalpa, fue detenido por la Policía orteguista.

Según la abogada y defensora de derechos humanos Martha Patricia Molina, esta detención forma parte de una nueva ola de arrestos contra al menos 10 sacerdotes, que podrían ser posteriormente desterrados al Vaticano.

La detención del padre García se produce en un contexto de creciente hostilidad hacia la Iglesia Católica en Nicaragua, ya que en las dos semanas previas habían apresado a 14 religiosos y desterrado a 8.

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Seis años de terror y persecución religiosa

Sin embargo, el hecho es apenas uno de los cientos de agresiones perpetradas por la dictura desde abril de 2o18.

Molina, quien ha documentado sistemáticamente las agresiones contra la Iglesia desde 2018, revela en su más reciente informe «Nicaragua: ¿Una Iglesia Perseguida? Quinta entrega» que se han registrado 870 agresiones contra la Iglesia y sus miembros hasta julio de 2024.

Las agresiones están clasificadas en siete categorías, que van desde ataques físicos y profanaciones hasta cierres arbitrarios de instituciones religiosas.

Además, incluye encarcelamiento de decenas de sacerdotes y obispos, exilio y destierro, hasta la fecha, de 143 clérigos, lo que representa más del 23 por ciento del total del clero en Nicaragua.

Estas incluyen 245 salidas forzadas del país, 72 mensajes de odio, 56 profanaciones, y 39 robos, entre otros ataques.

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La dictadora de Nicaragua ejecuta una nueva ola de secuestros de sacerdotes. La persecución religiosa sigue implacable.

Exilio forzado y destierros por persecución

La investigación de Molina destaca que 245 miembros del clero, incluyendo sacerdotes, obispos, religiosas y seminaristas, han sido forzados a abandonar el país desde abril de 2018.

De estos, 46 han sido desterrados específicamente al Vaticano por orden del gobierno.

La Comisión de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos (USCIRF) ha clasificado a Nicaragua entre los países con peor persecución religiosa en el mundo, señalando un empeoramiento significativo de las condiciones en 2023.

Este nuevo arresto subraya la continua campaña de intimidación y represión contra la Iglesia Católica en Nicaragua, que ha visto la cancelación del estatus legal de organizaciones católicas, la confiscación de propiedades y el acoso sistemático a fieles y clérigos.

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