La dictadura sandinista anunció más despidos que se estarán realizando durante la presente semana como una “necesaria reorganización” dentro del aparato estatal, justificada como una acción que busca «eficiencia» y “ahorrar recursos”.
En un comunicado leído por la siniestra vocera de la dictadura Rosario Murillo, se indica que la cacería viene.
«Iniciamos semana dando continuidad a nuestra necesaria labor de reorganización y promoción de eficiencia, calidad, profesionalismo y cumplimiento a las familias nicaragüenses, desde todas las instituciones de nuestro Estado, Gobierno, Alcaldías, y las fructíferas Labores de Hermandad y Bien Común, en las Unidades de Victorias, en todo el País».
Añadió que esta semana están procediendo a evaluar programas, contenidos, objetivos, metas, de distintos ámbitos, priorizando la instrucción de ella y el dictador Daniel Ortega «de custodiar la paz y asegurar pleno cumplimiento de nuestro plan de lucha contra la pobreza, en seguridad, estabilidad, trabajo, alegría, concordia».
«El día viernes estaremos informando sobre las decisiones que se tomen, con la idea esencial y básica de continuar cumpliendo a nuestro pueblo, como esperamos cumplir a Dios…», indicó Murillo al finalizar la lectura del comunicado elaborado por ella misma.
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Miden lealtad a la mafia sandinista
El economista Juan Sebastián Chamorro, quien fue funcionario del Ministerio de Hacienda en gobiernos liberales, expuso que la dictadura pretende “purgar a todas aquellas personas que no son cien por ciento leales al partido”.
“Quieren inventar este cuento de la mayor y mejor eficiencia del Estado para correr gente que no es de ellos”, reiteró Chamorro, luego que la dictadura emitió un comunicado pasado 2 de agosto informando sobre la implementación de un proceso de reestructuración en las instituciones del Estado.
Según el régimen, los despidos se generan como resultado de la evaluación de los programas gubernamentales al cierre del primer semestre del 2024, donde identificaron “tanto aciertos como desafíos”.
En un inesperado giro del discurso, la dictadura pasó de celebrar «victorias» en julio a anunciar barridas y despidos en agosto.
Lo que comenzó con gritos de victoria el 19 de julio pasado, terminó con anuncios de despidos masivos, congelamiento de contrataciones y, para aquellos más cercanos al poder, una lotería de destituciones, arrestos y hasta destierros.