En las últimas 48 horas, se reporta el secuestro de al menos cinco sacerdotes, por la policía del régimen criminal de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, en un contexto de creciente persecución religiosa.

Aprovechando que los ojos del mundo están sobre el monumental fraude y terrorismo de Estado en Venezuela, la dictadura sandinista ha lanzado una campaña de terror contra la Iglesia Católica, secuestrando clérigos y saqueando parroquias.

Los sacerdotes Jairo Pravia y Víctor Godoy fueron secuestrados en Sébaco, en la diócesis del obispo Rolando Álvarez.

Testigos relatan cómo los agentes irrumpieron en la iglesia Inmaculada Concepción de María, llevándose computadoras y electrodomésticos.

Más secuestros y saqueos de parroquias

A Monseñor Ulises Vega y monseñor Edgard Sacasa también los secuestraron en Matagalpa y San Ramón.

Un tercer sacerdote, buscado por las autoridades, se encuentra desaparecido o escondido.

La parroquia Inmaculada Concepción de María en Sébaco amaneció rodeada por fuerzas antimotines, generando un clima de miedo entre la feligresía que teme por la seguridad de sus párrocos.

Antes, el pasado 26 de julio, secuestraron al sacerdote Frutos Valle, de 80 años, administrador de la Diócesis esteliana.

A Valle lo trasladaron bajo detención policial al Seminario Interdiocesano Nacional Nuestra Señora de Fátima, en Managua.

Esto ocurre mientras la dictadura permite la celebración de las fiestas católicas de Santo Domingo en Managua, acto que agradeció zalameramente el sacerdote aliado de la dictadura, Boanerges Carballo.

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La dictadura de la infernal pareja criminal de ancianos, Daniel Ortega y Rosario Murillo, han ejecutado una nueva ola de secuestros contra sacerdotes y laicos.

Lea: Persecución religiosa no detiene fiestas de Santo Domingo en Managua

Secuestros, exiliados, destierros y represión

La abogada Martha Patricia Molina, una de las principales voces deunciantes de la persecución religiosa, documentó que 143 sacerdotes han sido salido forzosamente de Nicaragua entre 2018 y 2024.

Esto no incluye a cientos de religiosas de las órdenes de monjas y clérigos que realizaban labores de caridad en el país.

Desde el estallido de la rebelión ciudadana en abril de 2018, que fue brutalmente reprimida por el régimen, 143 sacerdotes, incluyendo a un nuncio apostólico, tres obispos, monseñores y sacerdotes, han sido obligados a abandonar el país.

La represión de la familia criminal Ortega-Murillo ha dejado más de 355 nicaragüenses muertos, según organismos internacionales y expertos en derechos humanos comisionados por la OEA y la ONU.

El régimen ha implementado diversas tácticas para deshacerse de los sacerdotes, desde presionarlos para que abandonen el país hasta prohibirles regresar una vez que han salido.

En los casos más extremos, al menos a 30 clérigos fueron los encarcelaron y condenaron durante meses antes de ser desterrados al Vaticano.

En octubre de 2023, 12 religiosos fueron expulsados, seguidos por 18 más en enero de 2024, incluyendo a los obispos Isidoro Mora de la Diócesis de Siuna y Rolando Álvarez de la Diócesis de Matagalpa.

La situación en Nicaragua sigue siendo crítica para el clero y la comunidad religiosa, mientras la dictadura intensifica su campaña de represión y control absoluto del país.

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