El dictadura de la familia de Daniel Ortega y Rosario Murillo, solicitó la inclusión de Nicaragua en los BRICS, un bloque de países conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que busca competir con el G7, el grupo de las economías más ricas del mundo.
Laureano Ortega Murillo, alias El Chigüin, representante internacional del régimen sandinista, afirmó que Nicaragua ha iniciado negociaciones para convertirse en miembro de los BRICS.
“Nicaragua se ha propuesto ser un país socio de los BRICS y está llevando a cabo las negociaciones al respecto con los países miembro de la organización”, declaró el sancionado hijo de la dictadura y cantante frustrado de ópera.
De rodillas ante Rusia
Laureano, quien es asesor de sus padres dictadores, según la prensa oficialista, informó que la solicitud ya se presentó a la Federación de Rusia, con la intención de que Nicaragua se integre a este «gran bloque».
«Estamos seguros de que lo lograremos y podremos ser parte de esa gran familia que trabaja por un mundo más justo y mejor», expresó Ortega a la cadena rusa RT.
En los últimos años, el régimen de Ortega, privado de gran parte de la cooperación occidental debido a la crisis sociopolítica en curso, ha buscado alternativas en Rusia, China y otros países asiáticos.
Menos recursos disponibles
A finales de mayo, el Banco Central de Nicaragua (BCN) publicó un informe que muestra la disminución de la cooperación externa y las dificultades del régimen para obtener financiamiento en los últimos años.
En 2023, los flujos de esta cooperación fueron de 813.7 millones de dólares, un 15.9% menos que en 2022, cuando el país recibió 967.6 millones de dólares.
Comparando el monto recibido antes de la crisis en 2017 con lo recibido el año pasado, Nicaragua perdió el 17.85% de su flujo de cooperación, aunque este ha variado en los últimos años.
Sin el banquero de la dictadura
En cuanto al financiamiento de bancos regionales, especialmente el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el gobierno ha enfrentado un «frenazo» anunciado por Gisela Sánchez, la nueva presidenta costarricense de la entidad financiera.
“Se vienen frenos” para los fondos destinados a El Salvador y Nicaragua, ya que “superaron los montos de créditos que pueden recibir”, declaró Sánchez en marzo, lo que desató la ira del régimen dictatorial.