El padre Marcos Somarriba, párroco de la iglesia Santa Agatha en Miami, dijo este domingo 2 de junio en su homilía que las personas perseguidas por dictadores «encuentran en Jesús un ejemplo de resistencia y esperanza».

«Y por eso los opresores se llenan de temor, porque su poder es temporal y tarde o temprano se les pasara la cuenta de sus delitos y abusos de lesa humanidad», exclamó.

Al hablar de la fiesta del Corpus Cristi, que refiere la celebración del Cuerpo y Sangre de Cristo, Somarriba profundizó sobre el significado de los pasajes de la Biblia del Evangelio de Marcos que abordan eventos clave relacionados con la Última Cena y la institución de la Eucaristía.

En las cuales Jesús y sus discípulos participan en la Pascua, celebración profundamente comunitaria que demuestra un enfoque de compartir y celebrar juntos, lo que puede interpretarse como una llamada a la unidad y la igualdad entre las personas.

«Estos pasajes de Marcos invitan a reflexionar sobre cómo las acciones y enseñanzas de Jesús pueden inspirar principios de justicia social. La comunidad, la igualdad, el servicio y la solidaridad, son valores esenciales que se desprenden de estos textos», dijo Somarriba.

«Al reinterpretar estos eventos en el contexto contemporáneo, se puede ver cómo la fe y las prácticas religiosas pueden motivar y sustentar esfuerzos hacia una sociedad más justa e inclusiva y esta es la razón por la cual atacan y exilian a toda aquella persona que no se somete a sus maquiavélicas manipulaciones», añadió.

El sacrificio de Jesús y los marginados y oprimidos

El prelado explicó que la interpretación de la Eucaristía en el contexto de los países dominados por dictadores sin escrúpulos, donde las personas son perseguidas, oprimidas, empobrecidas y exiliadas, resuena profundamente con las enseñanzas y la vida de Jesús, tal como se describe en los pasajes del Evangelio de Marcos.

La comprensión del cuerpo y la sangre de Cristo, dijo el sacerdote, adquiere un significado más profundo cuando se asocia con los sufrimientos de los marginados y oprimidos de hoy en día.

«El Cuerpo y Sangre de Cristo perseguido, oprimido, empobrecido, exiliado hoy en los países dominados por dictadores sin escrúpulos y muertos en vida, sigue presente en medio nuestro, en cada sangre derramada por causa de la injusticia, el Cuerpo mutilado y desangrado de Cristo, sigue presente, y en su presencia hay un grito, un llamado a la libertad y a la vida que Dios nos ha dado como derecho natural e inalienable».

marcos somarriba

Asimismo indicó que la Última Cena y la Solidaridad con los oprimidos, es una verdad que nace del corazón de Jesús.

«La celebración de la Pascua es un recuerdo de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Este contexto de liberación es especialmente relevante para las personas que hoy viven bajo dictaduras opresivas», aseguró y luego añadió.

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La iglesia perseguida

Somarriba señaló también que el Cuerpo y la Sangre de Cristo está muy presente hoy en los perseguidos y oprimidos, su iglesia es perseguida, sus miembros azorados y castigados por su fe.

«De nada les sirve a los secuaces de regímenes andar colgado de su cuello un rosario cuando a la vez torturan, encarcelan y persiguen maltratando sin escrúpulos bajo ordenes de arriba a los que pisotean con el poder temporal, que se creen tener en nombre del pueblo. Vuelve Cristo a ser crucificado y clavado en la cruz de la injusticia en cada hermana y hermano presos de conciencia. Si nos colgamos un rosario al cuello es que comulgamos con Cristo, es que somos vida para los demás, pan para que los demás tengan fortaleza».

La Pascua, subrayó Somarriba, representa la esperanza de liberación y la intervención divina en favor de los oprimidos.

«Los discípulos preparan la Pascua en comunidad, simbolizando la importancia de la unidad y la solidaridad en tiempos de opresión y en sociedades dominadas por dictadores, la comunidad es esencial para la resistencia y la supervivencia», recordó.

El padre Marcos, explicó que Jesús, al repartir el pan y el vino, declara que estos elementos son su cuerpo y sangre, entregados por muchos y que eso simboliza el sacrificio y la solidaridad con aquellos que sufren.

«En el contexto de dictaduras que vive el mundo hoy, el cuerpo y la sangre de Cristo pueden interpretarse como una representación de los cuerpos y la sangre de aquellos que son perseguidos, oprimidos y han sido asesinados», dijo.

Asimismo afirmó que la sangre del «nuevo pacto» representa una esperanza renovada y un llamado a la justicia.

«Para las personas que viven bajo la opresión de dictaduras hoy en día, esta promesa de un nuevo pacto puede ser vista como un compromiso divino con la justicia y la eventual liberación de la opresión. Este pacto nos promete el final de la dominación del ser humano sobre el ser humano mismo, nos da la esperanza de que todo llega a su fin, que nadie es eterno y que Dios siempre tiene la última Palabra».

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