Humberto Ortega
Humberto Ortega, general en retiro, señalado de traición a la patria por el dictador Daniel Ortega

En una extensa y reveladora entrevista concedida a Infobae, el general en retiro del Ejército de Nicaragua, Humberto Ortega Saavedra, enfatizó que la sucesión dinástica con Rosario Murillo y sus hijos en el poder es insostenible sin el dictador Daniel Ortega.

Humberto Ortega abordó la crisis democrática y de derechos humanos que enfrenta el país. Ortega, de 77 años, es hermano del dictador Daniel Ortega, de 78 años.

«Sin Daniel no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso», afirmó Humberto Ortega, subrayando que «si falta Daniel Ortega, para mí, Humberto Ortega, no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso.»

El general retirado, quien fue jefe del Ejército durante el régimen sandinista de los años 80 y continuó en su cargo bajo el gobierno de Violeta Chamorro, destacó que la continuidad del poder actual se debe principalmente a la figura de Daniel Ortega.

Humberto Ortega
General en retiro Humberto Ortega

Dictador rodeado de radicales y camaleones

«Sin Daniel veo muy difícil que haya unos dos o tres que se junten. Mucho menos uno en particular, y más difícil en la familia. Hijos que no han tenido el acumulado de una lucha política. Ni Somoza pudo establecer a su hijo,» señaló.

Según el militar en retiro, la actual dictadura de su hermano se radicalizó porque la actual organización sandinista la integran radicales sin voz ni conciencia y muchos aliados que antes eran somocistas y antisandinistas, que están en el partido por interés económico.

 Al preguntársele a Ortega si la muerte de su hermano activaría una sucesión dinástica o un vacío de poder, el militar en retiro respondió que ante la ausencia de este, es muy difícil que haya una continuidad del grupo de poder inmediato”.

“Cuando hay un poder de tipo autoritario, dictatorial como el actual, que depende muchísimo de la figura de un líder que ejerce la Presidencia, ante la ausencia de este, es muy difícil que haya una continuidad del grupo de poder inmediato”, dijo.

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Según Humberto Ortega, el ejército permitió actuar a los paramilitares en 2028.

Humberto Ortega: «Ni Rosario Murillo ni los hijos»

Según él, “la misma tendencia autoritaria, personalista, verticalista de mandar, ha castrado las correas de trasmisión del partido (FSLN)”.

“El partido actualmente no tiene repuesto. Están ahí, no por una mística, sino por estar ahí como funcionarios, muchos queriendo hacer bien, pero más que todo, teniendo beneficios de esa participación gubernamental y política”, observó.

“Si falta Daniel Ortega, para mí, Humberto Ortega, no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso…”, dijo Ortega, quien tampoco otorga posibilidades a la co dictadora, Rosario Murillo.

Nadie. Nadie. No quiero mencionar a nadie en particular. Sin Daniel no hay nadie, porque, con todo y todo, Daniel es el único líder, histórico, que aún conserva los créditos de esa lucha».

«Sin Daniel veo muy difícil que haya unos dos o tres que se junten”, observó, agregando que ni los hijos tendrían posibilidad de gobernar.

“Mucho menos uno en particular y más difícil en la familia. Hijos que no han tenido el acumulado de una lucha política. Ni Somoza pudo establecer a su hijo. Con la ausencia de Daniel sería muy frágil sostener todo lo que hasta ahora ha logrado sostener con gran esfuerzo y con enormes complejidades. No solo a nivel interno, sino también con las fuerzas aliadas de las izquierdas y los gobiernos de la región. Al único que conocen es a Daniel”, precisó.

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Dictadura Ortega-Murillo
Sin compasión ni pesar: el gobierno de Estados Unidos sigue sancionando en todos los planos a la dictadura sangrienta de los Ortega-Murillo. TOMADO DEL 19 DIGITAL

Ejército fue cómplice de la masacre

El militar en retiro incluso fue crítico contra el ejército sandinista, al que señala de complicidad en la crisis de derechos humanos que impera en Nicaragua.

“Durante las protestas el régimen demostró sorpresa y actuó inicialmente con desaciertos que dieron lugar a excesos repugnantes, criminales desde ambos bandos”, dijo.

“El régimen ganó tiempo, aprovechando la evidente división y ambiciones de la oposición, alargando el diálogo, que fracasa, y entonces después de varios meses de tranques rebeldes ilegales y sangrientos, el gobierno con la policía, paramilitares y el Ejército, los desmantela”, admite.

“Hubiera sido mejor que el Ejército actuará justa y legítimamente, evitando todo lo posteriormente sucedido”, agrega.

Para Ortega, “el pecado más grande del Ejército”, fue la tolerancia con civiles armados, “en particular con paramilitares, que sus aparatos de seguridad e inteligencia tenían registrados, que sabían dónde estaban, sabían dónde se movían y que, incluso, toleraron que se armasen”.

“Yo no puedo decir que el Ejército los armó. No. No tengo prueba de eso. Pero sí puedo decir que la capacidad que siempre ha tenido, desde la época de Somoza que era una de las mejores oficinas de seguridad, para que se dieran cuenta de dónde unos civiles obtenían armas, se organizaban, disparaban y mataban”, señala.

“Entonces para mí, el Ejército, de hecho, fue cómplice de una situación confusa que conllevó a una responsabilidad enorme de dolor y muerte”, explicó.

“Para mí eso fue un grave error del Ejército, que se sumó a la tendencia del Estado todo, con un gobierno al frente, de no asumir la responsabilidad que como Estado tiene ante la sociedad, y decir que la culpa, en primer lugar, es de la sociedad que se rebela o se enardece, o protesta por problemas”, enfatizó.

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Propuestas para una salida a la crisis

Humberto Ortega planteó varios escenarios y soluciones para la crisis en Nicaragua.

Subrayó la necesidad de una negociación urgente entre las fuerzas políticas del país para evitar un «desastre». Según él, esta negociación debe incluir al actual grupo de poder, a la oposición y a actores internacionales como Estados Unidos.

Entre sus principales propuestas se destacan:

  1. Diálogo inclusivo: Promover un diálogo entre el gobierno, la oposición y actores internacionales.
  2. Elecciones transparentes: Garantizar elecciones libres y justas.
  3. Reformas institucionales: Implementar reformas que fortalezcan las instituciones democráticas.
  4. Respeto a los derechos humanos: Asegurar el respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión.
  5. Fin del autoritarismo: Abandonar el modelo autoritario y propiciar una apertura democrática.
  6. Iniciativa del régimen: El gobierno debe tomar la iniciativa en la búsqueda de acuerdos.
  7. Rol de Estados Unidos: Estados Unidos debe jugar un rol pragmático en facilitar el diálogo.
  8. Reconciliación nacional: Trabajar por la reconciliación entre todas las fuerzas políticas.
  9. Seguridad jurídica: Garantizar un marco de seguridad jurídica para todos los actores políticos.
  10. Desarme de paramilitares: Desarmar a los grupos paramilitares y evitar su reorganización.
  11. Compromiso con la paz: Mantener un compromiso firme con la paz y la estabilidad.
  12. Participación ciudadana: Fomentar la participación ciudadana en la vida política del país.
  13. Liderazgo responsable: Promover un liderazgo responsable y comprometido con el bienestar del país.
  14. Economía mixta: Apostar por una economía mixta y pluralismo político.
  15. No alineamiento: Mantener una política de no alineamiento internacional.

Reflexiones personales y familiares de Humberto Ortega

Humberto Ortega también se refirió a su relación personal y política con su hermano Daniel. A pesar de las diferencias y tensiones, mantiene una comunicación fluida con el presidente. Sin embargo, Humberto Ortega ha sido crítico de la dirección autoritaria que ha tomado el régimen, advirtiendo que seguir por este camino podría llevar al país a una situación insostenible.

«Para mí eso no es lo fundamental. Que seamos hermanos de sangre no quiere decir que este agrupamiento que dirige Daniel no haya tenido y tenga enormes malestares con un hombre como yo,» afirmó, dejando claro que su crítica no se basa en rivalidades personales, sino en una preocupación genuina por el futuro de Nicaragua.

Con estas declaraciones, Humberto Ortega busca fomentar un debate y una reflexión profunda sobre el futuro político del país, instando a todas las partes a buscar una solución pacífica y democrática para superar la crisis actual.

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