Daniel Ortega y Rosario Murillo necesitaron siete meses para “desnaturalizar” las instalaciones del estadio nacional Dennis Martínez, en Managua, al utilizarlo como base de paramilitares. En Masaya, no esperaron mucho. Fanáticos de esta localidad, se quejan de que no les permiten la entrada al nuevo parque de pelotas a aquellos ciudadanos que consideran opositores al régimen.
El 19 de octubre de 2017, el gobierno de Ortega inauguró el nuevo estadio nacional al que bautizaron como Dennis Martínez. El 30 de mayo del año siguiente, policías y civiles armados, se escondieron en sus instalaciones y desde ahí, dispararon contra la marcha de miles de madres que reclamaban justicia para sus hijos asesinados. El resultado: 8 asesinatos más, los que fueron debidamente documentados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH.
Pero no todo quedó ahí, cinco años más tarde, en noviembre de 2022, Ortega y Murillo, ordenaron quitarle el nombre al coloso, en un afán de anular a la gloria deportiva nicaragüense que criticaba el mal uso del estadio. Ahora el estadio nacional, antes Dennis Martínez, se llama Soberanía y es utilizado más como escenario para conciertos de artistas en el ocaso o de emergentes con poco brillo.
En Masaya, el nuevo estadio inaugurado hace dos meses y bautizado como el anterior: “Roberto Clemente”, lejos de alegrar a los locales, ha sido motivo de molestia. “Hay un repudio silencioso”, dice un seguidor del equipo local Fieras del San Fernando. “Ya corrompieron el lugar, si sospechan que sos opositor, te niegan la entrada”, agrega molesto.
Los fanáticos acusan a la administración del nuevo estadio, que es personal contratado por la misma comuna orteguista, de ordenar el cierre frecuente en sus vías cercanas sin motivo alguno, la organización de juegos “a puertas cerradas”, y en ocasiones se ha visto a policías y civiles armados apostarse en las entradas para llevarse a ciudadanos que han identificado previamente como opositores al régimen.
¿Registran a fanáticos?
Muchos todavía no entienden porque al juego inaugural no fue convocado el equipo local de esta ciudad Las Fieras del San Fernando. El gobierno ordenó que los primeros en pisar el nuevo césped, fueran equipos que participaron en el pre-mundial U23, que se llevó a cabo en el país en noviembre del año pasado. “Desde ahí, quedó claro el desprecio a los masayas”, dijo otro fanático.
El ciudadano que asistió al juego inaugural contó que él y varios de sus amigos con quienes fue al estadio, fueron víctimas de la persecución y el asedio de represores del régimen. Confiaron que en la entrada a esta casa del deporte, se instalaron policías y civiles en una especie de estrategia “cómo de colador”, el que aparentemente, tenía como finalidad identificar a opositores que participaron en las manifestaciones antigubernamentales de hace cinco años y evitar su ingreso al lugar.
Miguel tiene 37 años y ha sido un fanático del béisbol desde que tiene memoria. Admitió también que él, estuvo en un tranque de la ciudad en 2018, antes que el régimen, ordenara sitiar el municipio con paramilitares que llegaron con armas de grueso calibre. Casi volvió arrepentido de su afición. “No sé, hoy podría estar en la cárcel o muerto, estos no perdonan”, dice confiado en que no será identificado en este reporte.
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Miguel contó que cuando él llegó a la taquilla, varios operadores políticos del régimen se encargaron de registrar en una computadora a los asistentes. “Otros te seguían con la mirada como queriéndote reconocer o solo para intimidarte”, relató. Dijo que la persona responsable de la entrada, solicitaba al asistente su cédula de identidad y después de un par de minutos de búsqueda “en el sistema”, el fanático lograba ingresar al coloso.
“Hubo gente a quienes les negaron el acceso. LLegaba uno de los tipos y lo sacaban de la fila, después que ´el man´ de la computadora le hacía alguna seña. Al ratito, la persona era custodiada de inmediato por policías y otros vestidos de civil. Sé que algunos solo se los llevaron y en el camino los dejaron, les dijeron que no volvieran al estadio. Uno llegaba a disfrutar, pero aquello fue estresante, horrible”, contó Miguel, que por alguna razón logró pasar sin problemas.
Interrogatorios, amenazas y “lista negra”
Uno de los que fue impedido ingresar al juego esa tarde del 25 de noviembre de 2023, relató que durante el trayecto del estadio a “algún lugar”, tras ser detectado como opositor, le iban haciendo preguntas sobre la rebelión cívica del 2018, los que le hizo caer a cuentas que el asunto era meramente político.
“Me montaron en una camioneta civil que manejaba un policía con uniforme. Me decían que hace tiempo me buscaban por el fallido golpe de Estado, que me iba a pudrir en la cárcel o que me ´deportarían´ (destierro), porque eso es lo que les pasaba a los golpistas”, contó.
Miguel conoció al menos una docena de casos, pero cree que hubo muchos más. “Varios se quedaron queditos (calladitos) porque es mejor, otros se fueron a Costa Rica, porque ya quedaron fichados”, dijo. “En Masaya es sabido que hay esas listas negras de gente, sabemos que los tienen por barrios, es gente que se fajó con la guardia de Ortega en 2018. Pero la gente ahí está, porque no hay miedo”, señala.
El juego “a puertas cerradas”
Los masayas también están molestos porque saben que desde el día de la inauguración, la administración orteguista de esta ciudad ha aprobado juegos amistosos en el estadio “a puertas cerradas”, es decir, sin espectadores. Ello, a pesar de que las autoridades suelen decir con frecuencia que “este majestuoso complejo deportivo” tiene capacidad para 4,024 aficionados y que fue “construido exclusivamente para uso cotidiano del pueblo de Masaya”.
“No se entiende porque en la práctica, no es así. Son los masayas los que menos acceso hemos tenido a esas instalaciones y peor si sos opositor, no vas poder entrar mientras esos salvajes estén en el poder”, crítica un veterano guerrillero del antiguo Frente Sandinista que se apartó de la organización cuando Daniel Ortega, decidió quedarse en el poder utilizando las mismas estratagemas de dictadores del pasado como el mismo Somoza y sus herederos.
El pasado 31 de enero, el equipo de los masayas, Las Fieras del San Fernando, tuvieron un encuentro amistoso con Los Tiburones de Granada. Días antes, el equipo fernandino confirmó en su página oficial de facebook que el juego se llevaría a cabo a las 10:00 de la mañana, pero que sería “a puertas cerradas”, sin aficionados. Sin embargo, horas después, el anuncio fue borrado y modificado por la administración del equipo.
“Esto es jugar con el corazón del fanático”, dice el ciudadano veterano. “¿Qué es lo que pasa con esto?”, se preguntó.
Se conoció que tras el anuncio en redes sociales, los seguidores del equipo y amantes del llamado “deporte rey”, que es el béisbol, de inmediato se abalanzaron contra ellos con fuertes críticas. Además, apuntaron también a la administración del estadio, a quienes acusaron de “payasos”. “¿Para qué se gastó tanto dinero en eso? Es ridículo que hagan juegos a puertas cerradas. Si es así, que rindan cuentas los responsables de usar los impuestos de la gente para construcciones que no son para la gente de Masaya”, escribió un ciudadano.
“Háganlo también así a puerta cerrada cuando esté el campeonato, para que nadie llegue a verlos”, reaccionó también molesto otro fanático. “Están locos, ¿Para qué hicieron un estadio nuevo? Ahora no quieren que llegue la gente a disfrutar del espectáculo. Esta administración es una basura, payasos”, les escribió otro ciudadano.
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No obstante, pese a los reclamos, ni la administración del coloso, ni el mismo equipo fernandino, se han pronunciado sobre la decisión de restringir a los aficionados el acceso durante los juegos amistosos que se llevan a cabo en el nuevo “Roberto Clemente”, previo al inicio del Campeonato “Germán Pomares” 2024.
Prohíben ingreso, pero cierran vías
Otra de las denuncias que repiten los aficionados es la falta de acceso a la vía pública. El antiguo estadio “Roberto Clemente” de Masaya estaba rodeado no solo por la espectacular vista de la Laguna de Masaya, sino también por el turístico Malecón de esta ciudad, donde cientos de ciudadanos llegaban para ejercitarse y otros, para salir de la rutina diaria.
Pero desde la construcción del nuevo coloso, una de las calles, la más traficada que conecta a esta casa del deporte con El Malecón, fue cerrada. La alcaldía prohibió que cualquier peatón o conductor se acerque a este perímetro, pues ahora deben hacer uso de otra calle para llegar hasta El Malecón, lo cual también ha provocado molestia entre la población.
“Uno no puede ir a distraerse al estadio porque solo entran quienes los administradores quieren. Estábamos mejor con el estadio viejo, porque ahora ni siquiera podés ir a sentarte en frente (del estadio), en El Malecón, como lo hacíamos antes”, confirmó un ciudadano de esta ciudad.
Un fanático del béibol, quien prefirió no ser identificado, no ve mal el cierre del perímetro cerca del nuevo estadio. “Es que hay que cuidar la nueva infraestructura, costó 700 millones de córdobas”, justifica, al señalar que antes la gente tomaba licor sin restricciones en esa zona. “Se puede llegar a hacer ejercicio por el otro lado, por el cuadrito, como le dicen y sobre los juegos, la entrada será normal cuando arranque el campeonato. Hay que tener paciencia”, recomendó.
“Huele a abuso de autoridad”, dice exfuncionario
Para un exfuncionario de la comuna, quien prefirió el anonimato, las disposiciones de la administración del estadio de béisbol resulta un “abuso de autoridad” pues considera que no se debería restringir el acceso a la población, ni cerrar las vías cercanas sin mayores motivos.
“No es lo más adecuado, restringir el acceso al estadio y a ciertos lugares públicos. Hay que escuchar a la gente, van cinco años de una presión, la gente necesita liberar estrés y pues ir a un juego puede servir. Por un momento, se olvida uno de la represión, la falta de empleos, la gente que se ha ido, el costo de la vida, en fin problemas de cada día”, valoró.
Recordó que para el cuido de las instalaciones la comuna ha contratado guardas de seguridad. “¿Entonces para qué gastar en eso si con cerrar las vías basta? Eso de los vigilantes, se paga también con impuestos de la gente”, explicó, quien recordó que esta infraestructura, es un beneficio público pagado con los impuestos y que la gente debe aprender a cuidarlo.
“Esperemos no ver actos políticos, ni conciertos de ´poca monta´ en ese estadio, que el cuido sea tanto de los ciudadanos como de las autoridades, el estadio de Managua ya ni se sabe si es estadio, el gobierno lo convirtió en su concha acústica de puertas cerradas”, dijo.