El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, oró por las víctimas de la represión en Nicaragua en víspera de los cinco años del estallido social de abril de 2018.
En su homilía dominical de la Octava de Pascua, desde la Iglesia Santa Aghata en Miami, Estados Unidos, Báez oró por la paz de Nicaragua, el entendimiento y la concordia.
“Hoy hacemos memoria de las llagas de Jesús no para odiar y pedir venganza, ni para reproducir en nosotros los mecanismos criminales del opresor. Recordamos a las víctimas para orar por ellas y sus familias, para no repetir las injusticias del pasado y honrar su memoria exigiendo justicia y comprometiéndonos por el ideal por el que ofrendaron su vida” dijo Báez.
A la vez, el jerarca dijo que “las llagas del pueblo”, a raíz de la represión, la prisión o el exilio, van a resucitar.
“Los pueblos sometidos, apresados y exiliados, privados de sus libertades e irrespetados en sus derechos humanos son pueblos con heridas sangrantes. Esas heridas van a resucitar, como las de Jesús. Creer en el Señor Resucitado es vivir con la certeza de que las llagas del pueblo no son para siempre”, señaló.
Llamado a la unidad
El obispo Carmelita también señaló que es indispensable dejar los señalamientos, las divisiones y los enfrentamientos, para reconstruir la paz en Nicaragua.
“Hoy más que nunca tenemos necesidad del don de la paz del Señor Resucitado que transforma los corazones. Lamentablemente, después de años dolorosos de represión, injusticia y muerte, seguimos divididos y enfrentados”, señaló.
Báez añadió que la polarización es muy grande, “pareciera que estamos condenados a no entendernos ni unirnos jamás”, refirió.
Alrededor de esto, el religioso dijo que este es el reflejo de la falta de paz social e interior.
“Sin paz en el corazón viviremos siempre con un profundo vacío interior y solo irradiaremos sospecha, división y miedo. Es hora de ver hacia adelante. El enfrentamiento recíproco solo nos hace perder tiempo y energía que podríamos estar dedicando a construir juntos un futuro de justicia y de progreso para todos”, dijo.
“No nos cansemos de dar lo mejor de nosotros mismos por un futuro mejor para todos. No nos cansemos de luchar y de esperar. La resurrección del Señor nos asegura que a pesar de los miedos, los fracasos, la polarización y las amenazas, nunca se perderá ningún esfuerzo que hagamos por defender la vida, la libertad y la dignidad de los seres humanos”, añadió.