Alejandro llegó desde el norte del país vestido de blanco a pagar promesa por los favores recibidos por San Benito de Palermo, un santo que según la religión católica, fue un personaje que con su humildad y actitud penitencial, recuerda a los cristianos como se debe vivir para agradar a Dios.
Para este católico de corazón, la Semana Santa “es un tiempo de acercamiento más a la iglesia, de entrega total a Dios y sobre todo a la fe que lo mueve todo, hasta calmar la tempestad”, dijo en el atrio del templo católico.
Doña Yamilet, es también una devota de San Benito desde hace 20 años. Dice que un milagro del venerado, transformó su vida y la de su familia. Este año, llegó acompañada de sus tres nietos a pagar promesa y enseñarles a los niños la tradición religiosa de toda una generación.
“Es una tradición de familia, antes venía con mis hijos, ahora lo hago con mis nietos para pedir por nosotros, por la paz y la fortaleza de nuestra iglesia perseguida en Nicaragua”, dice.
Esta fiel católica aprovechó su visita al templo para bendecir las candelas, y el agua, la que explica, utiliza en situaciones difíciles de la vida y en la enfermedad. “Esa es la fe y creencia de uno. El agua la utilizamos para bendecir la casa y tomarla cuando estoy angustiada y las velas, las enciendo para calmar la tormenta”, enumeró.
Obispo llama a mantener viva la fe
Durante la eucaristía dedicada la festividad religiosa, monseñor Sócrates René Sándigo, obispo de la Diócesis de León, llamó a la feligresía a mantener firme el catolicismo, tradiciones y costumbres religiosas de Nicaragua por fe y devoción y no por turismo, así como cambiar este año, la forma de pagar promesas con la fidelidad de acudir masivamente a los templos.
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“Algunos pagaban promesas caminando hasta descalzos en las procesiones. Este año, les autorizamos a cambiar sus promesas para que vengan al santuario como lo están haciendo, entrando de rodillas, rezando en el rosario, barriendo el templo. Como esta señora, este niño vestido de blanco, donde encontramos miles de testimonios y milagros hecho por la grandeza de Dios a través de San Benito porque su humildad, ha dado paso a la grandeza del Señor”, dijo el religioso.
Explicó que la promesa más grande del buen católico “debe ser firme a la fe, tener fidelidad a Dios, a San Benito, a la iglesia”. Destacó que así, como Dios tiene su mirada para los más débiles y enfermos, la tiene San Benito. “Eso demuestra que hasta el más fuerte termina siendo débil porque la enfermedad lo doblega, incluso hasta el más poderoso, termina sintiéndose débil porque lo doblega siendo débil”, añadió.
Insistió en recordar las cualidades de San Benito, “un hombre paciente que lo humillaban y lo despreciaban por ser negro, pero siempre conservó la calma y seguía sirviendo”. “Eso le sirve a la iglesia en Nicaragua, a ser humildes y aguantar con serenidad y calma, a volver a las raíces de la sencillez”, remarcó.
Recordó que hay mucha coincidencia con el año de 1524 fecha en que fue fundado León, y el nacimiento de San Benito de Palermo, un fraile franciscano que en 2024, también cumple 500 años, al igual que la fundación de la ciudad.
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Barren para limpiar los pecados
Durante la festividad, en el interior del templo se pudo observar a cada promesante con el ofrecimiento hecho al santo franciscano de color, algunos oran, otros barren con escoba de castilla el templo, como es tradición en un acto de promesa para limpiar los pecados, purificar el alma, y corazón.
“Le estoy agradecido a San Benito por un problema de salud. Después del Covid-19 he fortalecido mi fe porque San Benito es milagroso y le estoy agradecido”, dijo para este reporte, el promesante Héctor Fuente, mientras barría el piso del templo.
Irma Zepeda barre también con una pequeña escoba de castilla desde donde está la imagen hasta la salida del templo como una muestra de fe y fervor a su santo. “Más que tradición, es una muestra de fe y agradecimiento con San Benito de Palermo a quien le agradecemos por los favores recibidos y por eso barremos el templo”, contó Zepeda.
Reparten chicha y cacao en nombre de San Benito
Cada lunes Lunes Santo, los devotos y promesantes se reúnen desde muy temprano en el templo católico para repartir chicha, en nombre de San Benito. Una costumbre de los leoneses para atender a los promesantes foráneos que llegan de otros lugares. Este año fue igual.
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“Esta tradición es para pagar promesa cada año, repartir chicha o cacao a los visitantes, como mira a veces se nos hace difícil por la economía, todo caro, pero hay que cumplir”, explicó una promesante leonesa.
En un intento por ocultar la represión contra la iglesia Católica y su pueblo, el régimen de Daniel Ortega ordenó que el Instituto Nicaragüense de Turismo, Intur, colocara toldos en las afuera del templo para que sus fanáticos repartieran chicha, aunque todos los leoneses lamentaron que este año, la policía de la dictadura prohibiera la procesión.
En los alrededores del templo decenas de vendedores ofrecían sus productos de tradición; desde los tradicionales piecitos del santo, candelas, escobas, cintas, prendas religiosas, sombreros y alimentos. “Vino menos gente que en años anteriores, se siente que sin la procesión no es lo mismo. Las ventas han estado malas”, dijo una comerciante tradicional.