La sociedad nicaragüense debe apostar por la creación de nuevas alianzas políticas, para enfrentar a la dictadura sandinista por las vías democráticas, a criterio del desterrado político y politólogo, José Antonio Peraza.
Este hombre que fue uno de los 222 nicaragüenses desterrados por la dictadura, en una entrevista a Café con Voz, señaló que el endurecimiento de la dictadura provocará el surgimiento de nuevos liderazgos y actores sociales.
“En 2021, lo que quedó claro es que en las condiciones de una dictadura blanda y manejable, podrían haber candidatos funcionales. Sin embargo, si la dictadura se endurecía, eso iba a hacer que surgieran nuevos liderazgos con más capacidad y más fuerza. Posiblemente, para enfrentar a Ortega se van a necesitar a otros liderazgos”, dijo Peraza.
Con relación a la propuesta del hermano del dictador sandinista, Humberto Ortega, de garantizar la permanencia de la dictadura hasta 2026, Peraza aseguró que esto no sucederá si el régimen no ve garantizada su seguridad económica y política.
“La propuesta de Humberto es conseguir lo que no logró con nosotros y dejarlo estar en el poder hasta 2026, para tirar apariencia de democracia. Ortega no va a buscar una salida si no ve su poder militar y familiar asegurado”, señaló.
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Por esta razón, considera que es necesaria una nueva alianza política “que no va a surgir de la noche a la mañana”.
“Se debe hacer una alianza política real. El patriotismo debe prevalecer antes de los intereses personales. El mundo político es una lucha de intereses y vamos a tener que lidiar con todo eso. La alianza política no se va a construir en el aire”, expresó.
“Los carceleros aprendían de nosotros”
Peraza comentó en la entrevista, que en prisión, junto a otros exsecuestrados políticos, debatían sobre el rumbo del país.
“Nos iban cambiando de un lado a otro, para que no hablaramos mucho. Hacíamos pequeños análisis entre Oscar René Vargas, Juan Sebastián Chamorro, entre otros y concluimos que nos iban a dejar libres en el primer trimestre de este año”, señaló.
Pezara asegura que los carceleros prestaban atención a sus debates y comentarios, considerando que no estaban acostumbrados a ese tipo de discusiones en la Dirección de Auxilio Judicial.
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“Teníamos policías que nos contaban cosas y estaban a favor de nosotros. Algunos nos decían que íbamos a salir pronto. Pero luego llegaban los represores y los ideólogos, que solamente repetían discursos de Sandino. Yo les hablé del Sandino real, no del que ellos construyeron”, expuso.
Interrogatorios diarios
Peraza destacó que en los primeros meses, no había posibilidad de hablar con compañeros de celda ni con los que estaban en celdas vecinas. Sin embargo, los interrogatorios no cesaban.
“Nos interrogaron todos los días, sin importar si era 31 de diciembre, semana santa, navidad. Ya después de los primeros seis meses eran preguntas estúpidas, porque estábamos desconectados del exterior. A veces nos hacían preguntas muy concretas sobre la realidad política y social del país, sin que nosotros supiésemos lo qué ocurría afuera de las cárceles”, señaló.
A criterio de Peraza, los interrogadores carecían de argumentos y de capacidad para desempeñar su tarea.
“Los interrogadores no tenían la capacidad para entrevistarnos. La mayoría no eran muy inteligentes y tenían serias dificultades para comprender. Muchos no conocían la historia contemporánea. Muchos vivían obsesionados con Hugo Torres, Dora María Téllez y Víctor Hugo, para que les contaran el mito de la toma del Palacio Nacional”, señaló Peraza, quien estimó que el adoctrinamiento no le funciona a la dictadura como cree, porque los carceleros, eran muy débiles en sus posturas, porque solo repetían consignas y eslogan sin más.