Voz de América. El opositor nicaragüense Irving Larios, quien estuvo detenido por el gobierno de Daniel Ortega durante casi un año y medio, pensaba que cuando saliera de la cárcel iba a estar en su país para salir a las calles a seguir luchando por la democracia.

Sin embargo, ayer fue liberado como parte del grupo de 222 opositores nicaragüenses liberados por Ortega, pero fue enviado a Estados Unidos, donde debe rehacer su vida lejos de su familia. Al igual que otros opositores liberados, tiene una sensación entre dulce y amarga, dijo a la Voz de América.

Larios asegura que está «contento por estar libe, pero triste por conocer que el gobierno se empecina en no aceptar la realidad» de que el pueblo de Nicaragua «sigue demandando democracia, buscando su libertad, y va a llegar en algún momento».

Extraño en tierras lejanas

Lejos de su familia, confiesa sentirse extraño en tierras lejanas. Lo entristece «saber que le gobierno tomó la decisión de avanzar en su actitud en contra de los que somos críticos, desconocer nuestra nacionalidad», agregó el opositor, miembro de la Articulación de Movimientos Sociales, quien señala haber sido encarcelado por ser presidente de un organismo no gubernamental.

La noche del jueves, tras su llegada a EEUU, lo atendieron en el médico por malestar de la presión arterial, dijo.

Larios estuvo 517 días encarcelado, de los cuales 122 permaneció en una celda hermética, con acceso a un solo compañero, contó.

No obstante, dijo que piensa regresar a su tierra más temprano de lo que el gobierno nicaragüensese imagina, señaló. «Voy a regresar. Mi país se llama Nicaragua».

El mismo sentimiento guarda José Ricardo Muñoz López, miembro de la Fuerza Democrática Nicaragüense, quien estuvo cuatro meses encarcelado.

Muñoz López asegura que esperará a que termine el parole humanitario que le otorgó EEUU por dos años para «volver a Nicaragua, a defender la justicia social».

Además dijo que mientras tanto realizarán manifestaciones organizadas a nivel mundial para exigir la libertad de 38 opositores que todavía están en las cárceles de Nicaragua.

«Pude ver el amanecer»

Para Evelyn Pinto, defensora de derechos humanos y una de los liberados, amanecer en otro lugar que no sea una celda ha sido maravilloso.

«Yo dormía en una litera cerrada con mis cortinas, era un huequito así pequeñito, entonces yo me sentía que estaba en un hoyo. Yo decía: ‘Señor, no veo la luz, siento que me estoy hundiendo cada vez más, pero dame fuerza, dame fuerza. Eso me daba más en las noches, al verme reducida en ese pequeñísimo espacio'», recordó la mujer de 63 años.

Estar en Estados Unidos y abrazar a su hija, «dormir juntas ya abrazadas y ver aquella habitación, fue como un respiro», dijo.

«Ya, por fin, veía la claridad. En mi habitación vi el sol al amanecer, entonces lo primero que medio dio fue por orar, por dar gracias», añadió.

Entre sus planes por ahora está cuidar a su nieto y tratar de adaptarse a la realidad, agregó. ¿En qué consiste el «parole» otorgado a desterrados políticos nicaragüenses?

Nadie sospechaba el destino

Kevin Solís es otro de los nicaragüenses que llegó a Washington y podrá acogerse a este parole extraordinario otorgado por la Casa Blanca. En declaraciones al programa Foro de la VOA explicó que ninguno de los 222 liberados sospechaba de este final y se mostró agradecido al gesto del gobierno estadounidense para poder establecerse en este país.

“Todo se mantenía muy hermético, empezamos a sospechar cuando comenzaron a sacarnos al sol durante todos los días de la semana. Pero no teníamos ni idea de que estaríamos libres”, decía Solís.

El joven nicaragüense reconoció que uno de los momentos más emotivos fue reencontrarse con otros amigos y activistas en el avión que los iba a llevar a EEUU. “Fue genial porque hacía años que no los veía, todos estábamos en prisiones diferentes. Llegamos a la Fuerza Aérea y de ahí nos montaron en el avión, los funcionarios de la embajada norteamericana solos nos dijeron que ya se había acabado esto, ya son libres”, relata al recordar que “lastimosamente no están todos porque algunos quedaron en Nicaragua secuestrados”.

Ahora Solís espera iniciar una nueva vida en Estados Unidos gracias a la medida extraordinaria impulsada por la Casa Blanca que le permitirá vivir y trabajar legalmente en el país, lo que posibilitará también la opción de conseguir la residencia permanente.

“Espero salir adelante y trabajar, pero también mantener la lucha siempre para seguir denunciando los crímenes que hay en Nicaragua. Ya no solo son 8 o 20 presos políticos, sino que hay siete millones de nicaragüenses secuestrados por la dictadura en Nicaragua”, dijo con la esperanza de que “Nicaragua sea libre algún día”.

La liberación de los 222 opositores nicaragüenses se produjo con la facilitación de EEUU, indicaron las autoridades estadounidenses, pero Ortega rechazó que haya existido contactos entre ambos gobiernos.

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