El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, señaló que pese al sentimiento de “desamparo” y de “orfandad” los creyentes no deben permitir que “los poderosos” arrebaten la libertad de creer, que es la última que queda en Nicaragua, a criterio del jerarca.
“Vivimos un momento de orfandad como país. Quienes deberían velar por el bienestar de la sociedad y cuidar nuestro futuro, se han convertido en productores de lágrimas, artesanos del terror y destructores de la dignidad humana”, dijo Báez.
“Nos sentimos huérfanos, desamparados por la ley, cautivos en un país que se ha vuelto una gran cárcel o desterrados en tierras desconocidas”, añadió.
En su mensaje en honor a las fiestas de la Inmaculada Concepción de María en Nicaragua, este 7 de diciembre, señaló que los nicaraguenses deben recordar que son “un pueblo con una madre”.
“Aunque nos parezca que nuestra historia va a la deriva, a merced de ambiciones, mezquindades y violencia, y llena de lágrimas y de incertidumbre, no estamos solos. Aunque la tristeza nos domine muchas veces y el cansancio nos agobie, aunque el dolor hiera nuestro corazón y nos sintamos solos y sin fuerzas, no estamos solos. Tenemos una madre”, dijo el religioso.
“No nos dejemos arrebatar la última de nuestras libertades, la libertad de creer, confiar y esperar en Jesús, nuestro Señor, y en María, Madre suya y Madre nuestra”, expresó.
Añadió que “es hora de volver la mirada y el corazón a la Purísima, Madre del Señor y Madre nuestra, y decirle: “Escuchad ¡oh, tierna madre!, de tus hijos el clamor”. Los invito para que unamos nuestros corazones y nuestras voces en un solo clamor y elevemos nuestra oración a la Purísima, la Inmaculada Concepción, Madre de nuestra patria”.
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Las lágrimas del pueblo nicaraguense
El obispo carmelita hizo hincapié en las desigualdades que se viven en Nicaragua y de la falta de oportunidades por culpa de “los poderosos”.
“Mientras unos pocos poderosos y ricos viven en la abundancia; lágrimas de tantos jóvenes a quienes se les niega un futuro digno, que son usados para fines ideológicos o se ven obligados a huir del país para poder salir adelante”, dijo.
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Hizo mención a las lágrimas de los secuestrados políticos, injustamente encarcelados por la dictadura sandinista.
“…lágrimas de los presos políticos, hombres y mujeres admirables, quienes por soñar y luchar por un país justo y libre, han sido privados de su libertad injustamente por un sistema desquiciado y cruel; lágrimas de las familias de los presos políticos, que sufren la ausencia de sus seres queridos y que se han vuelto ellos también víctimas de una represión irracional”, refirió.
El jerarca también mencionó las “lágrimas de las madres y familiares de las víctimas inocentes, que fueron asesinados mientras alzaban pacíficamente su voz y luchaban por un mejor país y quienes con su sangre han fecundado nuestra historiad y cuyas muertes claman jsuticia; lágrimas de miles de exiliados quienes, perseguidos y amenazados por un régimen de terror, salen desesperados, exponiendo su vida, sin ni siquiera saber adónde van; lágrimas de quien clama justicia sin ser escuchado, lágrimas de quien, queriendo hablar, calla por miedo”.