El Papa Francisco dijo el jueves que en Nicaragua «en este momento hay problemas», al referirse a la escalada de hostilidades contra la Iglesia Católica, que el régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha emprendido desde 2018 y que ha incluido la expulsión este año del nuncio Waldemar Sommertag, el secuestro el pasado 05 de agosto del obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, y la expulsión de las 18 monjas de la congregación fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
Durante una larga rueda de prensa a bordo del avión papal de regreso a Roma, el Pontífice ha realizado un largo análisis de la actualidad geopolítica a partir de las preguntas de los periodistas y fue así que dijo que con la dictadura de Nicaragua «hay diálogo» porque es necesario resolver problemas.
«Hay diálogo, pero esto no significa que se apruebe, ni tampoco que se desapruebe, lo que hace el gobierno» dijo Francisco en una enredada respuesta. El Pontífice dice que conoce bien la situación que están atravesando los católicos en Nicaragua, y que «las noticias son claras».
La expulsión del Nuncio
El Papa Francisco ha asegurado que desea «continuar el diálogo, no detenerlo», aunque ha lamentado que en la crisis con Nicaragua «hay cosas que no se entienden», como la expulsión del nuncio Waldemar Stanislaw Sommertag.
«Expulsar al nuncio es grave diplomáticamente, son cosas difíciles de comprender y de asimilar», señaló. También ha recordado que la grave situación en Nicaragua «no es el único caso. Hay muchos casos como estos en Latinoamérica». Probablemente se refiere a la expulsión de Cuba esta semana del jesuita David Pantaleón, crítico del gobierno de Díaz Canel.
Desea que vuelvan monjas «revolucionarias del evangelio»
El Papa también habló del terrible episodio de las monjas de la caridad de la orden de Santa Teresa de Calcuta y mostró su deseo de que vuelvan a Nicaragua.
«Yo espero que regresen las monjas de Madre Teresa, que son buenas revolucionarias, pero revolucionarias del evangelio, necesitamos mujeres como estas. Esperamos que regresen», ha solicitado el Papa. Ha asegurado además que hasta ahora no ha hablado tampoco por teléfono con el obispo arrestado, monseñor, Rolando Álvarez.
Al papa se le criticó hace algunas semanas por guardar silencio respecto a la represión de Daniel Ortega, pero el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, aseguró en una entrevista que Francisco estaba «súper informado» sobre lo que pasaba en el país.
El 21 de agosto, el papa expresó tras el rezo del ángelus su preocupación y dolor por la situación en Nicaragua e instó a «un diálogo abierto y sincero» para que «se puedan encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacifica».