Luego de vivir más de 30 años en Canadá, el nicaragüense Jaime Carrasco Varela, es acusado de ser autor de crímenes de lesa humanidad, por lo que las autoridades canadienses amenazan con deportarlo a Nicaragua, aunque él lucha por quedarse en ese país junto a su familia.
El medio canadiense CityNews, publicó que estos “crímenes” ocurrieron mientras servía bajo la primera dictadura militar del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, entre 1980 y 1990.
Asimismo, aseguran que ni Carrasco Varela ni su familia, discuten que sirvió a ese régimen, pero sostienen que no estuvo involucrado en las atrocidades de las que ahora se le acusan.
«Él se vio atrapado, diría yo, en una guerra civil en la que tuvo que unirse a un bando u otro», dijo Javier Carrasco, quien era solo un niño cuando su familia huyó de Nicaragua para establecerse en Canadá.
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«Si no te unías, te arrastraban y te enviaban a las montañas», dijo el joven Carrasco. «Así tuve amigos que fueron sacados de sus hogares y luego, en los días siguientes, fueron devueltos muertos a sus familias».
La familia de Carrasco, aseguró que Jaime ha sido «abierto y honesto» con los funcionarios de inmigración desde que llegó al puerto de entrada de Fort Erie en 1991, sobre lo que había estado sucediendo en Nicaragua, pero dice que personalmente no fue parte en nada de ellos.
Al mismo tiempo, dicen que la comunidad que ahora los rodea en Kitchener, Ontario los ha apoyado, pero los sucesivos gobiernos canadienses no han estado dispuestos a ver el panorama general.
No obstante, en cuanto a la deportación pendiente, Javier Carrasco, dijo que estaba programada para el martes próximo, pero la orden de deportación está nuevamente bajo revisión, con la preocupación de que su padre sea torturado o asesinado a su regreso a Nicaragua.
Según su hijo Javier Carrasco, su padre es visto como un traidor, quien señaló que los sandinistas siguen en el poder en Nicaragua hasta el día de hoy.
“Nuestro temor es que lo metan en la cárcel y termine muriendo allí eventualmente debido a la situación que está sucediendo allí en este momento”, expresó.
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“Siempre existe el temor de que regrese y lo encierren de inmediato y lo torturen, por lo que dijo o expuso aquí (en 1991), al final del día, vino aquí y ha sido honesto en todo”, dijo.
Por el momento, la familia Carrasco podrá permanecer unida en la comunidad a la que llama hogar, pero sabiendo que en cualquier momento el teléfono podría sonar y se podría establecer una nueva fecha de deportación.
“Estamos trabajando con un abogado en este momento y estamos analizando nuestras opciones, pero están desapareciendo rápidamente”, añadió.