Las precarias condiciones laborales y un sistema cada vez más politizado quitan a los educadores el entusiasmo para seguir en una de las profesiones más nobles de la sociedad.
Tomando en cuenta que el dictador Daniel Ortega lleva quince años en el poder y que en ese período no se ha hecho nada por superar esta debilidad, el especialista en educación Ernesto Medina no descarta que haya un trasfondo ideológico.
“No hay interés de que los niños desarrollen una conciencia crítica, ni una mentalidad creativa, sino que entre más repitan mejor”, sostiene Medina.
Medina coincide con otro especialista, quien prefiere omitir su identidad para evitar represalias gubernamentales en celebrar que Nicaragua participe en estas evaluaciones, lo que permite identificar las debilidades del sistema. Sin embargo, lamentan que no se comparta los resultados del mismo con las organizaciones de la sociedad civil, el sector educativo privado y especialistas, para convertir el problema en oportunidades de mejora.
Para los especialistas, otra muestra del desinterés del gobierno por superar los rezagos es que el país no se somete a otras mediciones internacionales, entre ellos el Programa de Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés).
Este es un proyecto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y su objetivo es “evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años”.
Los profesores Oscar Centeno, Maritza Zelaya y Rosa González narran la lucha de quienes decidieron ganarse la vida, enseñando en las aulas.
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